La cancelación del pianista alteró la primera parte del concierto de la Sinfónica, con la china Elim Chan a la batuta
08 feb 2025 . Actualizado a las 20:22 h.La cancelación del pianista previsto alteró la primera parte del concierto de esta semana de la Sinfónica de Galicia. El Cuarto concierto para piano, de Rachmaninov, se cambió por la suite de El lago de los cisnes, de Chaikovski; en un programa que completó la Patética del autor ruso (partitura que la OSG toca con frecuencia: la última vez en abril del 2023).
Se puede cuestionar si modificar una obra por otra es la decisión correcta (no es la primera vez que ocurre aquí) o si un concierto de abono es el mejor contexto para una suite. Parece claro que la ausencia de solista abarata los costes; y que la suite no presenta problemas a una orquesta que, dirigida por la china Elim Chan, acometió una versión de rutina. Aunque la maestra intentó aportar frescura con tempi muy vivos, faltaron aliento romántico y sentido de la danza. Lo mejor, Landelle al arpa, Spadano al violín y Mirás al violonchelo, soberbios en la Escena. El tempo excesivamente acelerado que la batuta marcó para el final puso al oboe al límite.
¿Cada cuánto tiempo y bajo qué criterios repetir una obra en abono? En la OSG ocurre más de lo debido (tiene muchas fortalezas, pero no es su originalidad programando una de ellas). Volvió ahora la Sexta de Chaikovski en una versión con sus mejores momentos en su lúgubre inicio y su íntimo final. En el resto, Chan pidió tempi precipitados que, más allá del efectismo, provocaron planos borrosos y descompensados y algún desajuste de empaste. Fue una concepción rompedora, pero la maestra no terminó de domar a una orquesta corta de efectivos (poca cuerda): faltó carne (el tema central del primer movimiento estuvo justo de expansión en la cuerda, y solo Ferrer al clarinete aprovechó sus frases). Habrá quien se deje arrastrar por la velocidad (el tercer tiempo provocó un aplauso espontáneo pese a las dudas del metal), pero el alma romántica de la obra se perdió en favor de la espectacularidad, con una orquesta rebelde.
Chan, batuta con credenciales, no entró en sintonía con la OSG en una velada que no recordaremos.