El edificio okupado de la calle Barrera que ardió en junio será demolido por su estado de ruina

David García A CORUÑA / LA VOZA CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Antes de derribar el inmueble se están llevando a cabo tareas de desescombro y apuntalamiento de espacios afectados

23 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El edificio que ocupa el número 30 de la populosa calle Barrera de A Coruña sigue sumando capítulos a los acontecimientos de los que fue protagonista en los últimos tiempos. En menos de diez años saltó a la primera plana por albergar uno de los pisos del fallido programa de compra de viviendas durante el mandato de la Marea, acumular incidentes por culpa de okupas y, vinculado a estos últimos, un incendio nocturno el pasado mes de junio que provocó una importante actuación de los bomberos, la Policía Local y la Nacional y los servicios sanitarios y que afectó a los habitantes de los inmuebles colindantes. Ahora, el edificio se está preparando para su demolición tras su declaración de ruina.

Esta última novedad está relacionada con este último suceso, ocurrido el 10 de junio. Esa madrugada, el 112 Galicia recibió el aviso de varios particulares que alertaban de intensas llamas y humo saliendo por las ventanas del cuarto piso del inmueble.

Los bomberos no dieron por controlado el fuego hasta las 7.00 horas y el problema afectó también a otros edificios cercanos, principalmente el de San Nicolás, 29, que es el que está justo detrás del de Barrera, 30. No era la primera que las llamas hacían acto de presencia en este edificio céntrico, ya que en noviembre del año pasado hubo un conato de incendio, aunque entonces la situación no llegó a pasar a mayores.

Los vecinos de varios inmuebles tuvieron que ser desalojados y los de los más afectados tardaron días en poder volver a sus hogares. Algunas de las personas que habitaban el número 30 de la calle Barrera llegaron a indicar que el fuego «fue provocado» porque «algo atrancaba la puerta del portal» y señalaron que «había fuego abajo, en el medio y en la parte superior del edificio».

 

Tejado derrumbado

A las pérdidas materiales de las personas que vivían en el inmueble —okupas y algunas que aseguraban tener permiso de los propietarios— se sumó el estado en el que quedó el edificio, cuyo tejado se derrumbó y sufrió importantes daños estructurales, por lo que el 12 de junio fue declarado en estado de ruina por el Ayuntamiento.

Esta situación obligó a los propietarios del inmueble a proceder a su demolición, procedimiento que comenzó el pasado día 12. Por ahora, no se entró en el grueso de los trabajos y dos días después, el 14, la comunidad de propietarios de San Nicolás, 29, presentó un escrito en el que comunica «que se está procediendo al desescombro, retirada de enseres, limpieza y apuntalamiento de los espacios afectados en ambos inmuebles», según fuentes municipales, que apuntan que la necesidad de reforzar las zonas dañadas antes de proceder a la demolición fueron dictaminadas cuando se declaró el estado de ruina.

En las próximas semanas continuarán los trabajos para demoler los restos que permanecen en pie de esta construcción, poniendo fin a unos años marcados por los incidentes.

La construcción se encuentra dentro de la zona del Plan Especial de Protección y Reforma Interior de la Ciudad Vieja y Pescadería (Pepri), por lo que cualquier actuación que se quiera llevar a cabo en el futuro deberá respetar la tipología del edificio original. 

Un largo historial

La tercera planta de este inmueble fue una de las seis viviendas que el gobierno de la Marea adquirió para destinarlas a uso social. Sin embargo, la compra de cinco de ellas, incluida la de la calle Barrera, fueron declaradas nulas en los juzgados por las irregularidades detectadas durante el proceso administrativo.

Las dueñas de esta propiedad recurrieron los fallos contrarios a sus intereses durante años hasta que en noviembre del 2024 llegó una sentencia firme que culminó el recorrido en los juzgados.

Atrás quedaron años de pugna en las salas y también en el edificio, ya que en el 2022 el problema de okupación que sufría el inmueble se extendió a la tercera planta, la que había adquirido el Ayuntamiento, aunque la situación se solventó rápidamente y se selló la propiedad que por aquel entonces era municipal.

Durante mucho tiempo se repitieron las denuncias por ruidos, peleas y menudeo de droga. Además, el negocio de hostelería que hubo durante un tiempo en el bajo también sufrió las consecuencias de la falta de seguridad provocada por las okupaciones.