El Concello de A Coruña congela la tasa de terrazas durante el 2026: «Ahora estoy pagando 3.600 euros al año y aunque es un dinero, compensa»

A CORUÑA

Terraza de Casa Ponte, delimitada con palés sobre varias plazas de aparcamiento
Terraza de Casa Ponte, delimitada con palés sobre varias plazas de aparcamiento EDUARDO PEREZ

El nuevo texto de la ordenanza recoge que los espacios hosteleros deben mostrar un código QR con la licencia y un plano del espacio

16 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La regulación de las terrazas de hostelería en A Coruña finalizará con la aprobación del texto de la nueva ordenanza antes de que acabe el año. Será la última medida que completará el proceso que el Ayuntamiento comenzó en el 2024, con la subida del 240 % de la tasa municipal. Así, fuentes municipales confirman a La Voz que no habrá más incrementos para el 2026: «Quedará congelada», afirman.

Esta es una decisión que el gobierno municipal ya compartió con los hosteleros durante la reunión del pasado lunes, y que el sector agradeció, sobre todo, porque el último incremento fue de más del doble. «Yo pasé de pagar unos 1.800€ y ahora pago 4.500 por mi terraza», cuenta Alberto Boquete, copropietario de La Mansión 1783.

Noemí Díaz, concejala de Infraestruturas e Mobilidade, afirmó en Radio Voz que la previsión del gobierno municipal es que el nuevo articulado se apruebe de manera inicial en el pleno del mes de noviembre. Luego se abrirá un plazo de treinta días de alegaciones, durante el cual «cualquier hostelero o hostelera puede enviarnos sus propuestas para tenerlas en cuenta», explicó la edil. Y, posteriormente, habría que volver a llevarlo a pleno para su aprobación definitiva.

Más medidas previstas en la regulación establecen que los hosteleros deberán tener accesible un código QR con información sobre la licencia en vigor o el plano de la terraza. Un método que permitirá un control más ágil por parte de las autoridades municipales. El objetivo es que haya revisiones anuales para comprobar que este tipo de espacios respetan la normativa.

El futuro texto también contempla un cambio en los horarios. En principio se mantendrá el actual, pero se reducirá el momento del cierre en media hora en las Zonas de Protección Acústica Especial (ZAS). La actual ordenanza recoge que en los meses de mayo, junio y septiembre, de domingo a jueves, se cerrarán a las 00.30 horas; y los viernes, sábados y vísperas de festivo, a las 01.30 horas. En julio y agosto el cierre generalizado es a las 02.30 horas. El resto del año, de domingo a jueves se bajará la persiana a las 23.30 horas. Y los viernes, sábados y vísperas de festivo, a las 00.30 horas.

El borrador de la normativa también afectará al diseño de las terrazas, no solo las de María Pita. Por ejemplo, en la Ciudad Vieja se recomendará el uso de materiales como la madera.

Una vez entre en vigor el texto, sustituirá al aprobado en el 2013. Hace más de doce años y, sobre todo, después de la pandemia de la covid. Una época que cambió muchos usos y costumbres de los clientes, tanto en horarios como en la preferencia por espacios al aire libre, como las terrazas.

La otra pata clave del borrador de la ordenanza es la regulación de las terrazas que surgieron con el covid, aquellas que se colocaron en plazas de aparcamiento. Los hosteleros deberán elegir entre estar ahí o en las mesas de la acera. Es una medida que ahora se pone por escrito, pero que ya se aplica. «Ya se estaba utilizando ese criterio, así que en realidad no va a haber muchos afectados», señaló la concejala.

De igual modo, las estructuras levantadas en el asfalto deberán regirse por una serie de condiciones de diseño y materiales. Sin embargo, la mayor parte de los negocios ya cumplen con esos criterios, afirman fuentes municipales. Y los que no, tendrán un año de moratoria para adaptarse a la normativa.

Jorge Otero, propietario de Casa Ponte, es uno de los hosteleros que ya eligieron durante la pandemia tener la terraza en varias plazas de aparcamiento. Montó una solución con varios palés reciclados que le costó 5.000 euros más el IVA, un gasto ya olvidado porque ese espacio le permitió sobrevivir a los envites de las desescaladas. «Esa terraza salvó a Casa Ponte y a otros muchos negocios», dice.

Actualmente sigue satisfecho con el grupo de mesas exteriores por la que paga 3.600 euros al año: «Aunque es un dinero, compensa». Tiene claro que el covid lo cambió todo y que la gente sigue demandando estar en la calle: «Tuve otros negocios de hostelería antes de la pandemia en los que no tenía terraza porque no compensaba; nadie quería estar, ya fuera porque llovía, hacía frío o mucho calor. Ahora ha cambiado».

Para Alexandre Cundins, del Terra Mia, la terraza también les salvó. De hecho, intentaron montar una más cubierta para aprovecharla más durante el invierno. La administración local no lo permitió, algo que intentarán revertir tras la aprobación de la nueva normativa. A pesar de ello, tiene claro que el restaurante seguiría funcionando aun sin terraza, aunque es de gran ayuda. «En verano, incluso se renueva tres veces por turno», afirma.