Patricia y Yolanda Gorgal son hermanas y las creadoras de este espacio en la calle Ramón de la Sagra, que se inspira en los tendales de las casas de Venecia y que quiere, como cuando se secaba la ropa por las ventanas, que la gente «brille sin necesidad de esconderse»
29 dic 2023 . Actualizado a las 13:36 h.Las casas de Venecia, con sus tendales llenos de ropa mirando a la calle, fueron el punto de partida de El Tendal Vintage, la tienda de ropa de segunda mano de las hermanas Patricia y Yolanda Gorgal. Situada en el número 16 de la calle Ramón de la Sagra, justo en la esquina con Federico Tapia, entrar en esta tienda es como entrar en una casa: «Queríamos que la gente se sintiese a gusto, por eso nos inspiramos en la decoración de una casa, con ventanas, los tendales, madera…».
Con Patricia y Yolanda está Valeria, la encargada de las redes sociales de este proyecto. «No se trata de vender un producto, sino la historia que lleva detrás la prenda», cuenta Valeria. «Queremos que la gente brille más por lo que es que por lo que se lleva hoy en día por la calle». Esa búsqueda de lo único y diferente está presente en el nombre del proyecto y su historia: el tendal. «Con las redes sociales la gente tiene la necesidad de intentar encajar o, a veces, de esconderse. Nosotras queremos hacer todo lo contrario. Antiguamente, en los tendales, cuando la gente colgaba la ropa veías todo lo que tenían. Quedaban expuestas las camisas, la ropa interior… Sin vergüenza ninguna, sin necesidad de esconderse. De ahí viene el tendal. Prendas únicas como todos nosotros».
Con ese lema, en la tienda unisex hay prendas que van más allá de las tendencias. Patricia y Yolanda se encargan de escoger uno a uno cada uno de los tesoros vintage que ofrecen. «Tenemos distintos proveedores de diferentes localizaciones. Hay producto de Italia, de Reino Unido o de España. La gracia es que, en una misma tienda, se juntan varias culturas, etapas y tendencias a lo largo de la historia». Llevan poquito tiempo abiertas, pero están felices con la acogida. «Nos encanta porque nos vamos encontrando sorpresas, como monedas antiguas escondidas en prendas». También disfrutan contando la historia de la ropa a sus clientes. «Y también aprendemos con ellos porque aquí todo el mundo es cómplice. Es como un hogar».