La dueña del bar en el que un hombre empotró su coche: «Quiero que esté años encerrado»

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

BETANZOS

CÉSAR QUIAN

La jueza prorrogó su permanencia en prisión del detenido por el caso O Pinchiño

23 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Gislene Inacia, la propietaria del bar de Os Mallos contra el que se empotró un coche el pasado día 11, vive para poder contarlo. Sabe que aquella noche pudo haber muerto. Se salvó por unos milímetros. Más allá del dolor que le produce tener dos costillas rotas, tiene «mucho miedo» a ese individuo. No lo quiere volver a ver jamás. Lo que quiere es que «pase muchos años encerrado».

El autor está en prisión, pero teme que lo dejen libre en algún momento. Por ahora, la jueza prorrogó su permanencia en prisión tras la vista celebrada ayer, en la que también declararon dos de los afectados, entre ellos, la propietaria del establecimiento. «Quiero una orden de protección hacia mí y hacia todos los que estaban en el bar aquella noche», dijo Gislene Inacia frente a la puerta del edificio de los Nuevos Juzgados.

Allí acudió junto a sus abogados, Adrián Borrajo y Eduardo Astray, que se personaron en la causa como acusación particular. Para el primero, el encarcelado es «autor de un delito de homicidio en grado de tentativa, lesiones y daños, algo muy castigado y que conlleva una pena elevada».

Entiende el letrado, y así lo expuso en la vista celebrada este jueves, que el detenido «no puede salir de prisión. Por poderosos motivos, como riesgo de fuga, que siga delinquiendo y ponga en riesgo la vida de más personas, que pueda destruir pruebas y, sobre todo, por la gravedad de los delitos por los que está siendo investigado».

Recordó el letrado que dentro del bar había más personas que sufrieron heridas leves. Adrián Borrajo no solo exige «que se repare» el establecimiento, pues quedó destrozado», sino también que indemnicen a la propietaria porque no puede trabajar. 

Destrozada

Gislene se mostró muy hundida. Confesó a las puertas del juzgado que no está bien: «No os podéis imaginar cómo me encuentro». Tiene «mucho miedo» a que ese hombre vuelva por la zona si es que lo dejan en libertad. Además, económicamente le está afectando. Su negocio, el que la sustenta, sigue cerrado y ella sigue pagando el alquiler.

Las evidencias contra ese hombre, con grabaciones desde distintos puntos en las que se aprecia claramente su intención de embestir contra todo y contra todos, puede que no signifique su continuidad en prisión por mucho tiempo; si bien él está convencido de que no saldrá en libertad. Para el letrado de la acusación particular, Adrián Borrajo, «a veces lo que parece fácil en el derecho no lo es tanto en el juzgado. Los hechos son claros y los indicios son bastante evidentes. La persona se reconoce en el vídeo, pero queda en la investigación por determinar los daños que se han causado, si los hay psicológicos, y materiales, que hay que cuantificar y determinar. Al margen de lo llamativo que es que empotrara su coche en el bar, es que hay detrás una vida humana a la que han roto su forma de vida. A ella, por suerte no le ha pasado nada. Si no, estaríamos hablando de homicidio consumado y no en grado de tentativa».

«Tengo mucho miedo de que lo dejen libre y vuelva por la zona»

«Detrás de todo hay una persona a la que le han roto su forma de vida»

El encarcelado dice que no recuerda nada, que esa noche mezcló vino con medicamentos

Empotró hasta en dos ocasiones su coche contra un bar. Introdujo por completo su vehículo, llevándose por delante mesas, sillas y una tragaperras. Lo hizo sin importarle que el negocio estuviese muy concurrido. Pero cuando la jueza le preguntó los motivos que le llevaron a hacer semejante barbaridad, él respondió que no se acuerda de nada de lo que hizo esa noche. Recuerda, en cambio, que aquella tarde había estado bebiendo vino, que mezcló con pastillas. Cuando se le enseñaron los vídeos que grabaron los hechos, sí se reconoció en ellos.

Este vecino de Betanzos con 24 antecedentes policiales se presentó antes de la medianoche del pasado día 11 en la calle Europa, en Os Mallos. A esa hora, el bar O Pinchiño tendría unos diez clientes, muchos de ellos en la terraza. De pronto, vieron venir un vehículo BMW de gran cilindrada hacia ellos circulando por la calle Pedroso. Todos se levantaron, pero a alguno no le dio tiempo a esquivar el coche, que lo introdujo por completo en el establecimiento hasta en dos ocasiones, para luego darse a la fuga. En su huida colisionó con un vehículo estacionado.

Según los testigos, todo se fraguó horas antes, cuando una mujer que reside en un edificio próximo salió a la calle desnuda tras una discusión con su esposo. Este llamó a la policía y una ambulancia la trasladó al Chuac ante su elevado estado de nerviosismo. Poco después, la mujer regresó al barrio. Lo hizo con el pijama del centro sanitario, del que se había escapado. Esta llamó al ahora encarcelado pidiéndole ayuda, pues quería darle un escarmiento a su esposo, al que acusaba de haberla maltratado.