Una iglesia en Abegondo que volverá a ver pasar a los peregrinos

CRISTÓBAL RAMÍREZ

ABEGONDO

Santo Estevo de Cos ofrece una buena muestra del humilde barroco rural gallego y a poca distancia un castro levantado hace más de 2.000 años

15 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En todo el golfo Ártabro y en toda su retaguardia geográfica se cumplió a pies juntillas el proyecto social de cristianización de lugares considerados impuros o heréticos. Y al lado de un castro -cuando no encima- se ha plantado aquí y allá un templo grande o pequeño o, como mínimo, un cruceiro.

Es el caso de Cos, un lugar del ayuntamiento de Abegondo que presume de poseer un castro levantado hace más de dos milenios a 122 metros sobre el nivel de las olas y una iglesia más abajo puesta bajo la advocación de Santo Estevo. Hoy en día, el que quiera visitar uno y otra debe tomar desde Betanzos la carretera rumbo a Mesón do Vento y antes del kilómetro 4 desviarse a la izquierda, buscando Limiñón, para continuar un par de kilómetros al sur. La iglesia está señalizada, así que la pérdida no entra en el capítulo de lo muy probable.

Una vez allí el excursionista se halla ante un templo sencillo de una sola nave rectangular, mucho más valioso todo ello que el cruceiro que fue levantado enfrente y que, en fin, carece de valor artístico. En el edificio se ve mampostería con esquinales bien trabajados en granito, con una espadaña de un solo hueco -donde está la campana- rematada con esos adornos llamados pináculos que le dan un cierto aire y gracia. Es, en suma, un típico ejemplar del barroco humilde del mundo rural gallego.

Visto el templo, procede continuar más al sur para llegar muy rápidamente a un cruce (por la derecha, a Mabegondo; por la izquierda, a Oza dos Ríos), dejarlo atrás siguiendo recto y detenerse 300 metros más adelante ya que justo antes del campo de fútbol arranca a la diestra una pista sin asfaltar que va a conducir al castro.

El emplazamiento de este no es casual. Porque lo fundamental era buscar un lugar de difícil acceso para posibles enemigos, desde el que se divisara una cierta extensión del territorio donde se cazaba y se plantaba, y tener agua a una distancia corta. Y ahí están los ríos Fontaos y Gobia -este muy cerca, el otro dos centenares de metros más allá- para demostrarlo, ambos, afluentes del Mero.

La vegetación invade el yacimiento y dificulta mucho ver la forma elíptica de la aldea prehistórica, con un eje de unos 170 metros y otro de casi 120.

Nota final: doble precaución, ya que, por una parte, Cos es lugar de paso para los peregrinos que recorren el Camino Inglés, y además la zona es, no se puede decir que por suerte, frecuentada por amigos de quads y motos

todoterreno que pueden surgir de cualquier esquina. El Seprona, que tan magnífica y callada labor desarrolla día a día, tiene trabajo por estas tierras de Abegondo.

EL COMIENZO

Templo de Santo Estevo: 43°14’03’’N 8°14’34’’W.

LA FOTO MÁS PERSONAL

Ante la iglesia de Cos.

EL DESAFÍO

Recorrer un tramo del río Fontaos.

EL PASADO

El topónimo gobia hace referencia a que en la zona existió actividad minera.