La andaina por el niño enfermo de Betanzos rebasó las previsiones y pidió más inversión pública en investigación
31 mar 2019 . Actualizado a las 23:46 h.Gracias a Noel, media Galicia sabe pronunciar de corrido la palabra meduloblastoma. Gracias a Noel, la Fundación Cris contra el Cáncer, de Madrid, ha recaudado en dos semanas una cantidad de seis cifras que les obliga a pellizcarse porque les cuesta creerlo. Gracias a Noel, más de cuatro mil personas patearon este sábado las calles y cuestas de Betanzos con su nombre en el pecho y después de depositar una cantidad libre para seguir engordando la cifra para la fundación.
Este niño de Betanzos, cubierto con un gorro de invierno a pleno sol, solo aspiraba a jugar al balón con sus amigos, a acudir a clase todos los días, a hacer jaque mate a sus compañeros del club de ajedrez, y a pasear a su perro Flash sin que se le doblaran las rodillas.
Pero con ocho años esa truculenta lotería de seis sílabas se coló en su cerebro y su vida de niño normal se vio truncada por operaciones muy delicadas y un tratamiento tan tóxico como necesario para prolongar la vida. Y por si fuera poco, en esta dura travesía perdió a su padre.
Él no quería nada de lo que está ocurriendo a su alrededor. Pero, sin pretenderlo, se ha convertido en el icono del sentido común, ahora que en precampaña electoral se multiplican los disparates. La presencia de cuatro mil personas en la andaina de este sábado no fue solo un acto de solidaridad, sino también un mensaje de hartazgo hacia los que gestionan la cosa pública. No es inteligente un país que deja morir niños por falta de investigación mientras se entierran millones en aeropuertos fantasmas o en el rescate de autopistas. Noel y los que sufren su enfermedad pueden sentirse las principales víctimas de un sistema corrupto que ha dilapidado recursos necesarios para salvar vidas.
Pero las cuatro mil personas que este sábado caminaron tras la pancarta diseñada por los compañeros de clase de Noel, dejaron claro que cuando las administraciones y los políticos fallen -y los antecedentes avanzan que volverán a fallar-, la sociedad civil estará ahí de nuevo para arrimar el hombro y rescatar al más débil. Hoy Noel, mañana quién sabe. «La ciencia tiene que ir por delante de estas enfermedades de los niños», señala Mónica González, la tía del niño.
De momento, la desbordante respuesta de la andaina (un tercio de la población brigantina salió a la calle) ha insuflado energía a una familia agotada después de tres años de agónica incertidumbre. La gente le ha dado a Noel ese subidón anímico que los médicos siempre consideran positivo para la curación final. «Estamos desbordadas, no sabemos cómo dar las gracias por tanto cariño y mensajes de ánimo que estamos recibiendo, esto ha roto todas las previsiones», decía emocionada Sonia, la madre de Noel, que en las urnas de la plaza contó más de 24.000 euros en efectivo, que hay que sumar a los 120.000 de la cuenta de la fundación.
Al menos ha sido un paréntesis de euforia y alegría antes de las próximas pruebas médicas y retomar la búsqueda de ese grial que garantice que Noel volverá a ganar al ajedrez, a dar patadas a un balón y a pasear a su peludo perro Flash sin que se le doblen las rodillas.
