El vino de Betanzos merece un gran inversor para terminar de despegar

BETANZOS

Ricardo Rilo, con dos botellas de vino blanco legítimo en su bodega en Bergondo.
Ricardo Rilo, con dos botellas de vino blanco legítimo en su bodega en Bergondo. MARCOS MÍGUEZ

Solo Pagos de Brigante planea alcanzar las 10 hectáreas de viñedo

26 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La hija de Antonio Banderas y Melanie Griffith, Stella Banderas, no se casó en algún paraje entre viñedos en California. Lo hizo el pasado fin de semana en Valladolid, una provincia castellana que guarda una joya en su interior: Abadía Retuerta LeDomaine, un espectacular monasterio del siglo XII situado en la localidad de Sardón de Duero.

A la finca no le falta lustre: produce un gran vino y tiene un restaurante con estrella Michelin. Un lujo que nació gracias a que una multinacional, en este caso la farmacéutica suiza Novartis, le echó el ojo a finales de los años 80, una compra que comenzó a dar sus frutos décadas después.

Betanzos también cuenta con otra joya: una uva, la variedad blanca legítima. Y también sabe hacer buenos vinos, sobre todo tras la puesta en marcha de la indicación geográfica protegida Viño da Terra de Betanzos, que comenzó el camino en el año 2000 y está en vigor desde 2018. Sin embargo, la zona necesita un empuje más para seguir creciendo.

«Lo que necesitamos es un inversor extranjero, alguien que compre terrenos y se ponga a producir más vino», explica Ricardo Rilo, de Bodegas Rilo. Una postura que comparte José Luis Bouzón Beade, de Adegas Beade: «Sería muy bueno que vinieran empresas con capacidad económica. El crecimiento es lentos».

Aunque cuentan con el soporte de la Reserva de la biosfera de las Mariñas Coruñesas y Tierras de Mandeo, actualmente son pocos en la IGP y con poco terreno. «Son seis bodegas, con seis hectáreas. Entonces eso es una superficie de viña muy pequeña», explica Luis Paadín. Además, el terreno, el clima e incluso la velutina provocan que sea muy complicado y caro producir la uva. Una condición que les obliga a centrarse en la calidad.

«De partida, non podemos facer un viño barato porque non temos volume. Entón, a calidade dos nosos viños tamén se ten que adaptar a esos precios», explica Xosé Antonio Meixide, de Adegas Bordel. «Si tienes poca producción, tienes que ir a la máxima calidad y para eso necesitas mucha mano de obra, que es lo que más cuesta», comparte José Luis Bouzón.

Este escenario complejo ha llevado a Lorenzo Bescansa, de Adegas Bescansa, uno de los grandes defensores de la variedad blanca legítima, a mirar el futuro con cierta resignación. Distribuye la mayor parte de su vino por el municipio de Betanzos y no mira más allá. «Crecer es complicado y más para una bodega como la mía. Yo llevo aquí mucho tiempo y he estado más entusiasmado de lo que estoy; la variedad es estupenda, pero con esta cantidad de hectáreas, poco podemos hacer», afirma.

El proyecto en A Picha de Pagos de Brigante

En el lado opuesto de Bescansa está Luis Sande, copropietario de Pagos de Brigante. Funcionario jubilado, por el momento está siendo —con muchísimo menos dinero que Novartis— ese brazo inversor que necesita la viticultura de Betanzos. «La finalidad principal del proyecto es reconstruir el viñedo en una finca medieval, que se llama A Picha, que está en la zona de la parroquia de Obre, en Paderne. Es una finca más o menos de unas 10 hectáreas», explica Sande. Aquí el tamaño ya está diciendo algo, pero hasta el próximo año no van a tener una primera producción.

Su objetivo es crear vinos eminentemente terroir, del francés, terruño. Es decir, vinos «que reflejen el territorio del que proviene. Esa es mi filosofía», afirma Sande. Es, además, un compromiso por Betanzos. «Estoy invirtiendo una parte de mis ahorros de toda la vida por una pasión que es reconstruir para el presente un viñedo que fue de los más importantes de Galicia. Te hablo del viñedo Betanzos que estaba al nivel del viñedo del Ribeiro en el siglo XV», concluye.

Luis Paadín, sumiller «En los últimos cinco años ha habido grandes avances y debería seguir habiéndolos»

Luis Paadin en la presentación de su Guía de Vinos
Luis Paadin en la presentación de su Guía de Vinos MARCOS MÍGUEZ

El sumiller Luis Paadín es un firme defensor de la indicación geográfica protegida Betanzos. Sobre todo, porque tiene claro que el pasado vitivinícola de la zona tiene solera: «Si nos vamos a mediados del siglo XVIII, hace apenas 250 años, pues había más de 1.100 hectáreas en la comarca haciendo vino. Quiero decir que la comarca demostró sobradamente ser zona de altísima producción. Y la calidad está contrastada», explica.

Hoy esa producción no existe, no alcanzan las diez hectáreas. Sin embargo, Paadín tiene claro que las seis bodegas productoras de hoy están haciendo un buen trabajo y posicionando a la variedad autóctona el blanco legítimo en el lugar que se merece. «Me parece una uva plurivarietal, es una variedad compleja, donde van a aparecer aromas de hinojo, pero también de frutas con hueso, notas florales y amoscateladas. Es una de las variedades más completas que tenemos en el panorama vitícola gallego», apunta el sumiller.

El principal problema está, entonces, en las pocas hectáreas actuales. «Es difícil pegar el salto a denominación de origen, con tan poquitas hectáreas, con tan poquitas bodegas, y aún encima con una climatología oscilante que provoca que las añadas sean muy distintas. Y si le añadimos los ataques de Velutina, pues conseguir un kilo de uva aquí es muy complicado», asegura.

Su confianza en el futuro residen en el proyecto de Luis Sande, con la reconstrucción del viñedo de Betanzos: «Cuando se consolide va a ser el referente. Lo importante es tener producción», concluye.