Esta veterinaria coruñesa ha fichado por una multinacional con sede en los Emiratos Árabes
27 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Quien no arriesga, no crece. Al menos, profesionalmente. Valiente y decidida, la veterinaria Paula Rodríguez Tasende (A Coruña, 1981) decidió salir a lo grande de su zona de confort. Hace un año estaba feliz criando vacas en una cooperativa en Arzúa cuando le propusieron trabajar para una multinacional en Oriente Medio y no se lo pensó dos veces. Su base está en Marruecos, pero se desplaza a menudo a Kazajistán y Emiratos. Por ahora, el camino elegido bien.
—¿Estas decisiones se toman sin pensar o dándole mil vueltas?
—Soy bastante echada para adelante. Me llegó esta oportunidad profesional y quise intentarlo.
—¿Cuál es su nivel de satisfacción de 0 a 10?
—Estoy contenta. Es duro y fue un cambio muy grande, pero es un trabajo muy interesante.
—Fue un salto tremendo.
—Sí, pasé de trabajar con vacas en Arzúa a criar aves en Kazajistán, Marruecos y Abu Dabi, que es donde está la base de la empresa que me ha contratado, Reneco International Wildlife Consultants. Me paso la mitad de año allí.
—¿Cuántas veces le preguntan en España por el rey Juan Carlos?
—Toooodo el mundo me pregunta lo mismo [Risas]. Mis amigos siempre me dicen que si lo veo, le pida una foto, ja, ja... Es un tema muy comentado.
—¿A qué se dedica? Digo usted, no el emérito.
—A la cría de animales salvajes autóctonos que están en peligro de extinción. Principalmente, son aves, porque hay una gran cultura de aves en estos países.
—La cetrería es una tradición.
—Así es, en el mundo árabe hay muchísima tradición de cetrería. Criamos halcones y trabajamos con el centro nacional de recuperación de la hubara, un tipo de avutarda, que es como el ave nacional emiratí. Además, tenemos gangas del desierto, alcaravanes...
—¿Prefiere nutrir vacas o aves?
—No tienen nada que ver. Yo era especialista en vacas, pero estos son animales desérticos y el metabolismo es totalmente distinto.
—¿Mucho choque cultural o se ha puesto a aprender kazajo?
—Aquí me lo facilitan todo, pero creo que tenemos muchos prejuicios que luego no se cumplen y un gran desconocimiento que es recíproco. Por ejemplo, en la cultura kazaja, sonarse delante de la gente es una falta de respeto.
—¿Chapurrea algo en árabe?
—En árabe, cuatro palabras: «gracias», «buenos días» y «no hay problema» [lo dice en árabe].
—Está a caballo entre tres países y los tres son muy diferentes.
—Son muy diferentes en todo, en los paisajes, en el clima... Estuve en noviembre y enero en los Emiratos Árabes a 35 grados. Cuando llegue mayo, ¡no sé cómo será! Seguiré yendo a Abu Dabi, porque llevo la nutrición de todos los centros de la compañía pero, para vivir, prefiero Rabat, que está más cerca y el clima es menos extremo.
—¿Añora comer cerdo?
—Es algo que nunca pensé que iba a echar de menos, pero sí. En ninguno de los tres países en los que trabajo tenemos jamón. Ni cerdo ni alcohol, claro.
—¿Dónde le pilló el estallido de la guerra de Ucrania?
—Saliendo de Kazajistán. Estaba justo en el aeropuerto cuando me enteré de la noticia.
—En un país que está ubicado bajo la frontera rusa.
—Sí, pero aquí no veo tanta preocupación por el tema.
—Y con el covid, ¿qué? ¿Le han dado carpetazo a la pandemia?
—Depende del país. En Marruecos no va casi nadie por la calle con mascarilla, pero sin embargo todavía es obligatoria. Y en Emiratos Árabes Unidos, al contrario, es exagerado el nivel de prevención.
—No hay término medio.
—Algo así. Los emiratíes llevan puesta la mascarilla las 24 horas y cada tres días te tienes que hacer una PCR, luego subir el resultado a una aplicación y así obtienes un código verde que necesitas para entrar en cualquier sitio. Ahora, también le digo que en cualquiera de estos tres países realizarse una prueba PCR es mucho más barato que en España, eh. Al cambio pueden ser unos 12 euros cada una.
«Los profesionales españoles estamos muy bien valorados en los Emiratos Árabes»
A la coruñesa Paula Rodríguez Tasende le propusimos que se fotografiase en su actual lugar de trabajo en Marruecos para ilustrar esta entrevista, pero una inoportuna tormenta de arena complicó la toma de la imagen. Finalmente, logró posar con una de las hubaras que cuida en el Emirates Centre for Wildlife Preservation de Missour, en Marruecos.
—La veo feliz.
—Lo estoy. Este trabajo me gusta y los profesionales españoles estamos muy bien valorados aquí, porque consideran que estamos muy bien formados y somos buenos trabajadores.
—¿Llegó con muchos prejuicios?
—Venía con un sesgo mental importante, sobre todo por el machismo, pero estoy sorprendida para bien. Cuando le dije a mis amigos que me venía a trabajar a los Emiratos Árabes, me preguntaron si iba a aguantar que me hablasen con condescendencia o paternalismo.
—¿Y ha sido así?
—En absoluto. De verdad que no. Es otro tipo de manera de pensar, pero a mí nunca me han dicho nada en ese sentido. Y creo que me pasaría igual en España que en Emiratos o en Marruecos.
—Ya, pero, por ejemplo, ¿usted puede ir con minifalda por la calle si le da la gana?
—Por poder, puedo. En Casablanca o Rabat, no todas las mujeres llevan hiyab, pero visten más acorde a la moda de aquí. En Emiratos hay un estilo más europeo. Emiratos no es Arabia Saudí, donde no puedes ir al médico si no vas con tu marido.
—Es un país más moderno.
—Emiratos es como si fuese Suiza en los años ochenta, cuando toda Europa era más conservadora y ellos más abiertos y modernos y neutrales. En Marruecos entienden que, si no eres de aquí, tienes tus costumbres.
Su historia: Tras rematar la carrera en la Facultad de Veterinaria de Lugo y hacer unas prácticas en una clínica de perros y gatos, entró a trabajar en la cooperativa arzuana del Perpetuo Socorro, donde estuvo diez años criando vacas. Ahora es la especialista en nutrición de aves autóctonas salvajes de la multinacional Reneco en Kazajistán, Emiratos Árabes y Marruecos.