La derrota de un pueblo de Oleiros: sin paso de peatones tras dos años de lucha
OLEIROS

Los vecinos de O Couto han pasado del ruido mediático al silencio más absoluto en los últimos meses. «Hicimos de todo y no sirvió de nada»
13 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Hay luchas colectivas que se desvanecen con el tiempo. Vecinos a los que se les resquebraja el tesón a base de darse de golpes contra las paredes institucionales. Hay reivindicaciones que acaban en derrota, en sensación de tiempo perdido, en toalla arrojada al suelo. Los vecinos de O Couto, en Oleiros, solo querían un paso de cebra, una conexión peatonal para no jugarse la vida entre tanto coche. Durante dos años se organizaron todos los lunes para protestar cuando llegaba el bus escolar. Hablaron con el Concello, con la Xunta, acorralaron al propio Feijoo en un mitin, al diputado socialista Patxi López, se promocionaron en los medios de comunicación con regularidad, se habló de ellos en el Parlamento de Galicia, celebraron un funeral ficticio por Carnaval. Hicieron de todo. Solo querían un paso de cebra. Pero fracasaron.
El tiempo ha destrozado las pancartas de tela que se quejaban a la Xunta, titular de la vía, y del Concello. Hoy queda una amarilla de plástico, un vestigio de una lucha que dan por acabada y que recuerda que «O Couto segue sen paso de peóns».
«Seguimos igual, cada vez hay más niños, de 3 y 4 años en la parada del bus, pero seguimos corriendo el mismo riesgo para cruzar. Los coches pasan a una velocidad increíble», apunta Guadalupe Concepción, la portavoz de este movimiento vecinal durante los dos años de lucha. Habla de Bastiagueiro con envidia. «Allí han puesto pasos, los han iluminado, es una carretera como la nuestra, pero aquí nos siguen olvidando», añade antes de relatar escenas del día a día, con coches que van a velocidades ilegales o madres que no saben cuánto tiempo esperar para cruzar con su carrito de bebé este tramo de la AC-173. «Ya no hay movilizaciones, todo se calmó. Llegamos a donde pudimos», dice.
Los últimos coletazos que han dado ha sido a través de los partidos de la oposición de Oleiros, especialmente el PSOE. «Pero en los últimos plenos ya ni les dejaron debatir la moción sobre nuestros pasos de cebra», lamenta.
Durante dos años se vieron como una pelota de tenis entre el Concello y la Xunta. La Administración autonómica fue dando bandazos sobre este tramo. Primero argumentó la imposibilidad de ubicar pasos debido a las características de la vía. Después lo consideró tramo urbano. Y, por último, ofreció al Concello que lo asumiera para posteriormente ejecutar las obras necesarias.
Pero, lejos de entenderse, O Couto fue un argumento de guerra entre las Administraciones. El Concello llegó a diseñar unos carteles que simulaban el atropello en este punto de la entonces conselleira de Infraestruturas, Ethel Vázquez. La Justicia obligó al Ayuntamiento a retirarlas. En medio, se sucedían accidentes de verdad, con personas heridas, atropellos de jabalíes...
Pero el paso de cebra nunca llegó a dibujarse. «Creemos que la oferta de la Xunta no era tan difícil de aceptar, que el Concello de Oleiros asumiera ese tramo y luego construirían el paso y las condiciones de seguridad. Estamos en el municipio más rico de Galicia ¿y no se puede asumir este trozo de vía?», se pregunta Guadalupe.
—¿Se acabó?
—Se acabó. Dos años estuvimos. Es una población pequeña y la gente termina cansándose de tanta medida. Fuimos a la Xunta, lo planteamos, recogimos firmas, llegamos al propio Feijoo, hicimos todo lo posible para visibilizar el problema y conseguir ayuda pero no lo conseguimos. Echamos toda la carne en el asador. Tenemos la sensación de derrota. La Administración nos ha pasado el rodillo por encima. Aquí no hay solución. Esta carretera nos parte en dos.
Además, las últimas urbanizaciones inauguradas en Mera han hecho incrementar el tráfico en O Couto. «Y van a más velocidad. No, no seguimos igual, estamos peor».