
Los comerciantes valoran el nuevo cruce de Oleiros, aunque aún hay atascos puntuales
21 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El 20 de junio del 2024 fue una fiesta en medio de un asfalto brillante, gris claro, todavía virgen para los miles de neumáticos que luego pasarían por encima. Los vecinos, los concejales del Concello de Oleiros y varios representantes de la Administración central celebraron la inauguración de la rotonda del Sol y Mar, el último bastión de unas obras que habían condenado a los residentes a una vida incómoda durante cerca de tres años, al punto de comprometer las cajas registradoras de los comercios de este rincón de Perillo. Entonces aún quedaban por delante obras por hacer en calles adyacentes, pero lo principal ya estaba construido sobre un túnel que se había inaugurado seis meses antes.
¿Cómo ha cambiado la vida para los comerciantes en este último año? En general, todos están más contentos, pero también matizan aspectos a mejorar. Laura Fleire abrió su farmacia poco antes de que comenzaran los trabajos. Pocas como ella deseaban un momento como el de hace un año. Una frase lo resume todo: «El primer día sin obras fue el mejor del año hasta ese momento, a partir de ahí fue un punto de inflexión para mejor», señala la farmacéutica. «Sigue entrando gente por primera vez, en este año hemos tenido un goteo constante, ya no estamos asfixiados porque fueron tres años muy complicados». No obstante, apostilla que aún sigue esperando el arreglo de desperfectos, como escalones rotos y algunos daños contrastados por los peritos.
Aquí se concentran varias empresas de muebles y reformas de cocina. Desde Salume destacan que siguen viviendo grandes atascos por los ramales del Sol y Mar. «Especialmente a partir de las seis de la tarde con todos los vehículos que bajan desde Montrove. Entre semáforos y pasos de cebra se ralentiza mucho el tráfico por aquí delante», señala David, uno de los socios de Salume. Pero más que estas congestiones periódicas, sus clientes se quejan principalmente de la falta de aparcamiento. «Antes de las obras había muchas más zonas para estacionar, pero ahora es muy complicado venir aquí con el coche», apunta.
Más optimismo hay en la tienda Gavota, también del sector de cocinas. Aseguran que la clientela se ha incrementado «un poco» desde hace un año. «Hay una calle de servicio más arriba, con un supermercado, y ahí nuestros clientes suelen encontrar aparcamiento», explica.
De alguna manera, los atascos también tienen su lado positivo. El conductor y los ocupantes parados tienen tiempo para ver las tiendas en las que apenas habían reparado en otras ocasiones. Así han entrado algunos clientes en la tienda de ropa Koloreske. «El escaparate es muy visible ahora, antes estábamos tapados por una trinchera de obras», señala Chema. También cita las retenciones de la rúa Areal, «demasiado tráfico que baja desde Montrove». Y, además, asegura que muchos coches están muy lejos de respetar la zona 30. También coincide en que no hay mucho espacio para aparcar. Pero hay un lado positivo evidente con estas anchas aceras y zonas ajardinadas. «La gente pasea más y eso se nota en los negocios, tener un paso de cebra delante nos beneficia», concluye Chema.
El proyecto tuvo un sobrecoste de 2 millones de euros
Las obras se inauguraron de forma simbólica en diciembre del 2020 con un mojón con ruedas descubierto junto a la sede de la DGT. Había mascarillas en los políticos retratados, entonces con Javier Losada como delegado del Gobierno. Anunciaron un coste de 9,8 millones de euros y 28 meses de ejecución. Pero todas las cifras se inflaron. La guerra de Ucrania y las crisis de materiales provocaron una revisión en los precios, a lo que hubo que sumar los trabajos de otras calles añadidos por el Concello. En total, 11,8 millones de euros. Respecto al plazo, el 20 de junio del 2024 se descubrió un nuevo mojón: 42 meses después.