Parrillada Gardel: Variedad de carnes a la brasa de calidad y en cantidad en Arteixo

Lleva años trabajando al calor del fuego y pocos conocen tan bien como él el secreto de una buena brasa. Por eso, en junio del 2017 y animado por su mujer, Rubén Gutiérrez se embarcó en su propia aventura y abrió las puertas de la Parrillada Gardel en Arteixo, un templo que todo buen amante de la carne debería visitar. Desde que se encienden las llamas, por su parrilla no dejan de pasar carnes de todo tipo y origen, desde un sencillo y sabroso churrasco a chuletones de black angus o tomahawk, pasando por piezas de kobe o wagyu. «Me gusta ir a un sitio, pasar un buen rato, desconectar y disfrutar, y eso es lo que busco para mis clientes», reconoce el parrillero. Para lograrlo, simplemente dos máximas: calidad y cantidad. «Aquí las chuletas no bajan de los 650 gramos. Y como mínimo están una semana en cámara para que maduren, se sequen y los jugos queden dentro», explica. Y lo cierto es que cuando llegan a la mesa son una auténtica fiesta en las papilas gustativas de cualquier devoto carnívoro. Parte importante en la lograda consecución del proceso la tienen las brasas, de carbón de marabú cubano y leña de roble, con un poder calorífico mayor y la particularidad de que arden más lentamente.

Desde hace poco cuentan con otra estrella en su carta, el cochinillo, que hay que encargar previamente. Sigue las pautas que un maestro asador segoviano le explicó para conseguir esa combinación perfecta de jugosidad de la carne y piel crujiente y transparente como el cristal, que no es otra que el tiempo -se asa durante aproximadamente dos horas- y una proporción adecuada de agua y sal. El asado lento, con un corte más noble que el del churrasco y que se asa a lo largo de dos horas y media, y el chuletón forjado a fuego con el cuño de la G de Gardel, son otros de los platos que merece la pena probar.

Y aunque la carne es la gran protagonista, el bacalao se erige como una alternativa de lo más acertada. Es una pieza de medio kilo que en la brasa obtiene un sabor especial y gustoso. «Es raro que no salgan alrededor de 25 bacalaos por semana», comenta el propietario del negocio.

Con cualquiera de las carnes o pescados uno tendría más que suficiente, pero completan su carta con otras propuestas que bien merecen un esfuerzo en el estómago. El pulpo, las cigalas, las zamburiñas, o las anchoas de Santoña son propuestas perfectas con las que arrancar una comida que promete no dejar indiferente. Los postres, todos caseros, son el broche perfecto para un buen atracón.

---

---

---