2023, el último gran año de los cocidos de Casa Saqués tras el calvario del narcopiso de Oza: «Terminaré todos mis cerdos de Friol»

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Tonecho Saqués confía en reabrir desde el próximo 31 de enero tras el desahucio que se producirá en el inmueble ocupado del edificio en el que se encuentra su negocio
05 ene 2023 . Actualizado a las 11:05 h.El hijo de los fundadores de la mítica Casa Saqués, en funcionamiento desde 1947, está contando los días hasta que llegue el próximo 31 de enero, fecha en la que se producirá el desalojo del bautizado como «el edificio de la droga», en el número 41 de la avenida de Oza. El objetivo ahora de Tonecho Saqués es subir la persiana para la temporada de cocidos y estar abierto un año más antes de su cierre. «Espero echar mínimo un año más y terminar con todos los cerdos que tengo criando en Friol», explica a La Voz.
El empacho de las fiestas de Navidad todavía está presente, pero el frio del mes de enero marca el comienzo de la temporada de cocidos. A Coruña tiene grandes referencias para disfrutar de esta receta tradicional, como son Casa Cuba, Casa Matilde o Mesón Os Castros. Una larga lista, además de los mencionados, en la que también está Casa Saqués, que está cerrado desde el pasado 31 de agosto fruto de la conflictividad generada por el narcopiso. «Yo no he tenido problemas con ellos, pero nadie quiere estar en una terraza y ver pasar este tipo de gente», cuenta Tonecho.
La falta de afluencia de clientes en la zona la comenzaron a notar desde abril del año pasado, lo que llevó al dueño a tomar la decisión de cerrar a finales de agosto del 2022, mes en el que llegó a alcanzar unas pérdidas de hasta 8.000 euros, apunta Saqués. Una última estocada que se une al daño generado por la pandemia del coronavirus, que fue especialmente mala para el sector de la hostelería. Y a la muerte hace más de un año de la mujer de Tonecho, «el alma máter de Casa Saqués», confiesa su marido.
En estos meses de cierre, este hostelero se ha dedicado a «dormir y pasear». Además, trató de traspasar el negocio, ofreciendo incluso su presencia el tiempo que quisieran los nuevos dueños, pero sin éxito: «Apenas se interesaron dos personas». Así, Saqués ahora solo tiene puesto el ojo en la reapertura de finales de mes y en volver a ofrecer su gran cocido, que uno de sus secretos está en la calidad de su materia prima. En concreto, la de los cerdos que crían en una finca en Friol.
Cuenta con unos 50 ejemplares que espera terminar durante este año de reapertura. Si no lo hace, se los venderá a un carnicero del municipio. No obstante, confía en tener una gran temporada y poner un lazo de oro al final de Saqués. Con independencia de los problemas de los últimos meses o un futuro que se puede alargar, si no que se lo digan a las giras de despedida de Miguel Ríos; su descendencia no tiene presente seguir con el negocio. Y, desde luego, Tonecho ya tiene edad para colgar el delantal.