Mónika Romero, de trabajar en la banca a emprender a los 53 años: «Es supergratificante, es otra paz mental»

Yago Gantes
Yago Gantes A CORUÑA

VIVIR A CORUÑA

La remodelación del negocio de la banca la llevó al abismo de ser autónoma tras un cuarto de vida trabajando por cuenta ajena, una decisión pensada de la que está disfrutando

05 oct 2023 . Actualizado a las 17:45 h.

Dejarlo todo y poner en marcha un negocio propio es una idea que ronda por la cabeza de cualquier trabajador por cuenta ajena. Los miedos, las responsabilidades o el vértigo de no tener una nómina son imponentes muros que evitan dar el salto. A Mónika Romero, de 53 años, la pusieron al borde de ese precipicio y decidió tirar por el camino del emprendimiento. Y el resultado está siendo bueno, igual que la repostería saludable y sin gluten que hace desde Bensenta (Fernández Latorre, 5). 

Eso pasó antes de la pandemia y tras 26 años de dedicación al sector de la banca: primero en el Banco Pastor, luego en el Popular y, por último, en el Santander. La prejubilación no era posible porque todavía era joven, le propusieron irse a Madrid, pero con una hija con TEA (trastorno del espectro autista) lo vio inviable. Así, encontró en montar su negocio la mejor salida, pues el mercado laboral suele ser alérgico a las canas. «Pasé un año horribilis, me costó mucho tomar la decisión, pero al final me animé. Parte de la indemnización está metida aquí», dice.

Con este nuevo objetivo, se puso manos a la obra. Decidió apostar por algo que ella controlaba: «Siempre me gustó mucho cocinar y había hecho varios cursos en Barcelona y Madrid». Además, es una experta en repostería sin azúcares refinados, que son más saludables en general, pero sobre todo para su hija. E hizo un estudio de mercado donde comprobó que hay un nicho en el sector de la alimentación concienciada con las intolerancias. 

Para comenzar este nuevo camino, también echó mano de las asociaciones que colaboran con personas que quieren emprender. Entiende que son de gran ayuda, pero también las anima a que asuman más riesgos e impulsen negocios que se salgan de lo clásico. 

Bensenta abrió el pasado mes de junio y Mónika está feliz. Tiene claro que el primer año y medio de vida va a ser de pérdidas, pero no se arrepiente de la decisión. «El otro día me lo comentó una amiga, me dijo "Monika, se ve que estás agotada pero estás feliz"», dice. «La verdad es que esto es supergratificante, vuelvo a casa y duermo. Es otra paz mental y eso que sigo teniendo preocupaciones», añade. 

Su secreto no solo está en hacer lo que le gusta, sino en estar positiva y tener paciencia. «Cuando empiezas es normal que haya días que no entre nadie, pero no hay que enrocarse en pensamientos negativos. Tienes que dejar fluir, me he grabado en la frente soy becaria a la hora de emprender», relata. No obstante, es todo un placer cuando entran: «Estoy muy contenta, agradecida al universo porque la gente me dedique su tiempo. Es de una generosidad abrumadora».

Una parte negativa de esta nueva vida como autónoma está siendo la lucha con la tediosa administración. Cuenta que conseguir subvenciones es complejo y lento. «La primera con la que me topé fue el kit digital, porque tengo que estar seis meses de alta para recibir la ayuda», dice. También tiene programado contratar a alguien a futuro, pero cuenta que es complicado y todavía no llega. «De momento todo lo hago yo», sentencia. Sin embargo, tiene claro que todo va ir bien: «Yo sé que va a salir, sé que tiene futuro», añade.