Aspirante a «influencer» desde un Zara de A Coruña: «Todo empezó con lo que llamo la terapia Amancio»

Y.G.

VIVIR A CORUÑA

Elena Seoane, creadora de contenido en redes sociales.
Elena Seoane, creadora de contenido en redes sociales. ANGEL MANSO

Elena Seoane sube contenido a sus redes sociales todos los días desde un probador de la tienda que Inditex tiene en la calle Compostela

14 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Irse de compras sube el ánimo al instante. Mucho más si lo haces en Zara, eres CTV —coruñesa de toda la vida— y te gusta la moda a buen precio. Ese fue el refugio que encontró Elena Seoane, de 52 años, hace siete años. «En ese momento, estaba sin trabajo, pasaba por una mala época; entonces, entraba a Zara a probarme ropa, lo subía a redes y veía que a la gente le gustaba», cuenta a La Voz. «Fue como una terapia; es lo que llamo la terapia Amancio».

Esa mala racha pasó, Elena consiguió pronto un trabajo «normal», pero ha mantenido la terapia: cada día va a primera hora a la tienda de Zara de la calle Compostela de A Coruña y comparte con sus seguidoras las novedades del catálogo del buque insignia de Inditex. Casi se siente una más del equipo de tienda, aunque deja claro que no tiene nada que ver. «Tengo amigas que piensan que me paga Zara, pero no me paga nadie», afirma.

Esta dedicación diaria la ha llevado a superar los tres mil seguidores. Una cifra que no duda en confesar que es baja: «Tengo poquitos», dice. Sin embargo, mantiene el compromiso porque sueña con que algún día ese número aumente y porque siente que está haciendo un bien a las personas que ven su contenido: «Hacerlo todos los días es como una terapia para mí, pero también para la gente», asegura.

Elena, que también se hace llamar la #reporterazarukera, cuenta que lo que busca en su contenido es la naturalidad. Ha pasado la barrera de los 50 años, no duda en llevar faja —aunque ella le llama esculpidora— y tiene una talla que avanza en el terreno de las L. Pero no duda en probarse cualquiera de los diseños que saca Zara. Ahí nace la ayuda a sus seguidoras.

«Empiezas a ver una necesidad de que la gente quiere ver la realidad de un cuerpo. Las modelos están muy bien, pero yo eso no lo veo en mi cuerpo. Entonces la gente que me sigue, me escribe y me dice: "lo he visto en ti y me gusta. No me lo hubiera probado nunca porque pensaba que no me iba a servir"», explica.

Elena cuenta que le escriben seguidoras —«Sobre todo crías», señala— que tienen trastornos de conducta alimentaria. En concreto, recuerda a una exbailarina de ballet que engordó mucho después de verse obligada a dejarlo por una enfermedad. «He visto ropa en ti que me puede quedar muy bien, te doy las gracias», le comentó a través de Instagram.

La estrategia de esta aspirante a influencer es probarse las cosas que sabe que no se probaría nadie: «Elijo ropa muy diferente para que vean se puede poner cualquier tipo de ropa en cualquier cuerpo; te lo puedes poner, la clave está en la actitud». Un ejemplo claro es en verano, cuando se prueba los vestidos de tirantes sin sujetador. «Me escriben diciendo que no se atreven a ponerse un vestido sin sujetador, pero no pasa nada si tienes las tetas caídas, se le van a caer a todo el mundo».

Elena confía en llegar pronto a los 4.000 seguidores y ha prometido a su comunidad hacer algo especial. Pero más allá de eso, no piensa mucho más en esta faceta de influencer. Sueña con seguir creciendo, sí, pero sin presiones. «Prefiero ir como una hormiguita», dice.