Veterinarios contra el sistema de elección de antibióticos: «Lo pagan los animales, no tenemos libertad de escoger el mejor tratamiento»

VIVIR A CORUÑA

Parte del equipo de Maria Ibarra (en el centro) del hospital veterinario Abeiro de A Coruña, con cuatro perros.
Parte del equipo de Maria Ibarra (en el centro) del hospital veterinario Abeiro de A Coruña, con cuatro perros. EDUARDO PÉREZ

Profesionales de A Coruña se sumarán al paro y a las manifestaciones convocadas por el sector para exigir la modificación del real decreto que regula la distribución, prescripción, dispensación y uso de medicamentos veterinarios

09 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Este 2025 entró en vigor el artículo 39.1 del Real Decreto 666/2023, que se regula la distribución, prescripción, dispensación y uso de medicamentos veterinarios. Esta novedad obliga a los profesionales a la notificación electrónica de las prescripciones de antibióticos. Es un cambio que los veterinarios entienden negativo para el desarrollo de su trabajo y la salud de sus pacientes. «Nosotros somos clínicos, yo no soy administrativa. Al final paso más tiempo firmando recetas y rellenando papeles que curando a mis pacientes», dice en esta entrevista María Ibarra, veterinaria y directora del hospital Abeiro de A Coruña.

— ¿Qué movilizaciones van a llevar a cabo durante este mes?

— Se ha organizado desde el Colegio de Veterinarios un grupo de trabajo para intentar unir a todos los colegios de Galicia para esas acciones. Las acciones que se están valorando ahora tienen que ver, una, con un cierre simbólico de puertas, que sería para el 11 de febrero a las 11:00 horas. También se está intentando organizar una manifestación para el 23 de febrero.

— ¿Qué ha entrado en vigor este 2025 del Real Decreto 666/2023?

— Lo que se ha activado es el sistema Presvet, que es una plataforma en la que tenemos que declarar de una manera bastante engorrosa los antibióticos que administramos. Y esto es lo que ha hecho decir basta al sector. Ya llevamos años diciendo que no tiene ningún sentido este sistema. Nos quitan libertad a la hora de trabajar, nos cohíbe a la hora de decidir qué tratamientos dar a los animales. Y eso es un problema porque, al final, quienes lo pagan son los pobres animales, que no tienen culpa de que la ley no esté bien hecha. Ahora estamos un poco en esa guerra.

— ¿Cómo funciona exactamente Presvet?

— Es una plataforma en la que tenemos que dedicar un tiempo de nuestro trabajo a explicar el antibiótico que pautamos, si es de farmacia, si es de botiquín, hacia qué especie va, qué pautas lleva e incluso nos obligan a expresar el porcentaje del bote o del tratamiento que va a ir a la mascota. O sea, estamos hablando de una burocracia que se podría simplificar. Podría ser que fueran las distribuidoras las que lo declararan.

— ¿Este sistema interviene en vuestra labor clínica?

— Lo que introduce este sistema es que mi criterio clínico esté por debajo de una ley. Al final, estamos hablando de que no se nos permite elegir los tratamientos más adecuados para nuestros pacientes. O sea, estamos hablando a nivel de que si tengo que atender en mi centro un animal atropellado para tratar su dolor, no tengo libertad de escoger ese tratamiento.

— ¿Por qué?

— Porque ahí prevalece lo que llaman cascada. Han aumentado la burocracia a la hora de pedir esas medicaciones. Algunas ni siquiera tenemos acceso. Entonces, lo que sucede es que tenemos que utilizar las que nos permite la ley y no las que científicamente están demostradas que son más eficaces. Eso sería, por ejemplo, un contra: el no poder tratar con lo que sabemos que va a ir mejor, tener que hacerlo con lo que nos piden que lo hagamos.

— Pero esas restricciones tienen el objetivo de combatir el mal uso de los antibióticos y las resistencias que se generan.

— El origen de esta medida es muy bueno, es evitar las resistencias. El problema es que ya hay otros métodos de control para declarar el uso de antibióticos y evitar esas resistencias. Digamos que se nos ha criminalizado a los veterinarios como causantes de las resistencias cuando, al contrario, nosotros tenemos un criterio clínico fuerte para escoger qué tratamientos. Cosa que, pues a lo mejor en medicina humana, te recetan un antibiótico con más facilidad. Lo que no se puede hacer es cargar a un sector como si fuéramos nosotros los causantes del problema. Y eso que yo hablo desde una clínica que trata a perros y gatos, pero mis compañeros de grandes animales, los que atienden vacas, cerdos y demás animales, tienen el mismo problema que nosotros. O sea, parece que se nos criminaliza.

— ¿Antes de esta norma era más fácil recetar antibióticos?

— Nosotros lo que hacíamos era elegir el tratamiento que, por estudios, se considera más eficaz para la patología que queremos tratar. Si venía un animal enfermo que creemos que necesita un antibiótico, se le pauta el que nos tocaba por eficacia. Ahora, digamos que tenemos primero que demostrar que necesita ese tratamiento con pruebas que tardan días en llegar. Y, una vez que demostramos que podemos utilizarlo, tenemos que escoger dentro de lo que nos permiten usar, y será el menos malo, por así decirlo. Sin embargo, el menos malo de esa lista no es el que está demostrado que es más eficaz. Al final, te ves obligado a seguir unas pautas que no son las más correctas.

— ¿Esto robotiza más vuestro trabajo?

— Totalmente. Nosotros somos clínicos, yo no soy administrativa, con lo cual al final paso más tiempo firmando recetas y rellenando papeles que curando a mis pacientes, que es lo que tenemos que hacer. Nos cambia la forma de trabajar y la burocracia te reduce incluso el tiempo de consulta. Si tengo que dedicar tiempo a pensar qué tratamiento puedo dar legalmente, porque el que yo sé que hay que dar no lo puedo dar, pues mi tiempo se reduce.

— ¿Este cambio afecta de alguna forma a los tutores de animales?

— Digamos que se dificulta el conseguir los medicamentos para los tutores. Ahora, en vez de que los tutores puedan conseguir el fármaco desde su veterinario, tienen que hacerlo a través de la farmacia, que igual no lo tiene, entonces se puede retrasar el tratamiento para ese animal.