El ordenanza que da vida a la Paca: «Hay gente que prefiere llorar en un Ferrari; yo prefiero reír en un 600»

VIVIR A CORUÑA

ANGEL MANSO

José Ángel Gago ha terminado unos carnavales de sueño cumplido. «A mí si me ofrecen un millón de euros y no vivir lo que he vivido. No los quiero», cuenta en esta entrevista.

07 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El Antroido 2025 ya es historia. José Ángel Gago, el hombre tras la choqueira coruñesa del año, volverá a su trabajo habitual la próxima semana como ordenanza en una joyería del centro. Termina para él un sueño cumplido, pero también un hito: ha sido la primera vez que un choqueiro protagoniza al completo el cartel de los carnavales. 

—¿Cómo fue verte en ese cartel tan grande?

—Lo del cartel... Yo pensé que no iba a ser yo, que iba a estar con mis compañeros. Cuando lo vi, no me lo podía creer. Es que aluciné, pero es que flipé en colores. De hecho, tengo una anécdota. Mira, el año pasado por estas fechas, yo iba haciendo recados de una tienda a otra y pensé: «¡Cómo molaría estar en uno de esos carteles del Entroido!». Pues no me digas por qué, pero se ha cumplido. ¡Se ha cumplido!

—¿Te has guardado algún ejemplar?

—Sí, el lunes me dan todo. Los voy a guardar como si fueran oro en paño. Eso, para mí, es muy, muy importante.

—¿Cómo surgió este personaje?

—Nació en el 2019. Antes me había disfrazado de todo. Empecé desde muy joven. Cuando era pequeño, aunque mi padre ganaba bien, mi madre no trabajaba y a mí me fastidiaba que, como éramos tres hermanos, ella tuviese que gastar dinero en disfraces, que en aquella época eran muy costosos. Entonces, empecé a coger cosas de mi madre porque la ropa de mi padre me quedaba muy grande. Y ahí empecé a causar risas. Pero lo que quiero dejar siempre bien claro es que, cuando me disfrazo de mujer, no es para ridiculizar a las mujeres. Lo que pasa es que verme a mí, un hombre, vestido de mujer, pues las risas son severas. En el 2019 decidí hacer este personaje porque nunca me había disfrazado de anciana.

—¿Además, La Paca tiene cuenta de Instagram?

—Sí, pero tengo poquitos seguidores, unos ochocientos. Ha subido un poco gracias a los carnavales, pero es muy difícil en Instagram conseguir seguidores. De hecho, yo tampoco soy humorista. Mi voz me limita mucho.

—¿Te gustaría dedicarte al humor?

—Pues a mí me gustaría formar una pareja con alguien. Un dúo de humoristas, como Los Morancos o Cruz y Raya. Pero necesito una persona con la que podamos aportar ideas entre los dos, porque yo no soy monologuista ni humorista. Me encanta, me chifla el humor. Es mi profesión frustrada. Me hubiese gustado ser payaso de circo. Lo que pasa es que, bueno, muchos son los llamados y pocos los elegidos. Y a lo mejor yo estoy entre los no elegidos. Lo que conseguí en los carnavales, creo que de ahí ya no voy a pasar. Estoy orgullosísimo de representar el carnaval de mi ciudad.

—¿Esto ha sido tan importante para ti?

—Mira, lo vuelvo a decir, la gente no se lo creerá: a mí si me ofrecen un millón de euros a cambio de no vivir lo que he vivido, no quiero el dinero. El dinero va y viene. Hay gente que prefiere llorar encima de un Ferrari; yo prefiero reír en un 600, ¿entiendes? Porque igual tienes un millón de euros y mañana te viene un cáncer. ¿Para qué quieres el dinero?

—Además, te ha salido una miniPaca.

—Manel es el chico que me enamoró en los carnavales. Creo que debería ser el choqueiro del 2026. Él ya es grande. Hizo el carnaval grande este año. Así que verlo en el cartel representando al carnaval del año que viene sería increíble. Eso revolucionaría a los niños y a los jóvenes. Él sería un referente para la juventud. Es un niño humilde, con desparpajo. No tiene vergüenza. Ahora los niños en carnavales se disfrazan de piratas o de cualquier otra cosa, pero no de choqueiro.

—¿Qué es un choqueiro bajo tu punto de vista?

—Pues yo creo que toda persona que coge cuatro cosas por casa y que intenta sacar sonrisas y que no le importa lo que diga la gente. Y eso se está perdiendo. Entonces creo que Manel sería la mejor imagen del carnaval para que los niños y adolescentes digan: «Quiero ser como él». Y que pierdan la vergüenza, el sentido del ridículo, y que no les importe el qué dirán. Porque hoy importa mucho el qué dirán.

—¿Qué opina tu entorno de esta doble vida con La Paca?

—Mi pareja me dice en broma que tengo que cambiar de medicación, que la que me dan no me llega. Ella también es como yo, pero tiene más sentido del ridículo. En casa es payasa, divertida, alegre. De hecho, por eso llevo cinco años con ella. Mis hijos me dicen que cómo se me va la pinza, pero también me dicen que, si soy feliz, ellos son felices. Y lo que siempre me dice: «No conoces la vergüenza». Y yo siempre le contesto que no quiero que me la presente.

—¿Y cuándo vuelves a trabajar?

—Pues el martes. La vida sigue, la vida continúa. Como digo yo, este es mi último minuto de gloria. A lo mejor mañana La Paca cae en el olvido hasta el año que viene.

—¿A futuro valorarías otros personajes?

—Pensé que a lo mejor estaría bien enterrar a La Paca para que la gente no se aburra. Pero luego hay gente que me está diciendo que me quieren ver el año que viene. Entonces, para el año que viene, a lo mejor estaría bien sacar a La Paca el martes de carnaval y el sábado, y los demás días probar con otro personaje. Lo que sí me gustaría es que Manel Dopico Meizoso se uniese a la comparsa.