Luz Casal seduce en la cúpula del monte de San Pedro de Zara: «Grazas por sumarme aos 50 anos dun éxito arrollador»

VIVIR A CORUÑA

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De blanco impoluto y acompañada solo de un piano, la «crooner» gallega dejó a un lado el rock para entregarse a sus desgarradoras canciones de amor y a las joyas prestadas del bolero y el cine

27 ago 2025 . Actualizado a las 09:55 h.

Un escenario central, con solo un piano y un micro, casi trescientos afortunados girando en torno a él y Luz Casal en el cénit de una bóveda estrellada. Fue el punto de partida del segundo concierto que que Inditex ha organizado en la cúpula del monte de San Pedro, un espacio rehabilitado para conmemorar los cincuenta años de la primera tienda de Zara en el mundo. La hija de Boimorto, en capilla del filantrópico Festival de la Luz, obsequió a los asistentes con un repertorio exquisito. Al evento asistió Marta Ortega, presidenta de Inditex, acompañada de su madre, Flora Pérez, y su marido, Carlos Torretta.

De blanco impoluto y melena larga, hizo esperar poco a un público, que se puso en pie nada más verla. Lo eres todo, esa desgarrada petición de amor, fue la encargada de abrir la noche. Después fue el momento de un emotivo mensaje a A Coruña. «O primeiro que debo dicir é grazas pola invitación, por darme a oportunidade de estar nesta cidade tan importante para min, que me lembra cousas da miña nenez». A continuación, un elogio a la historia de Zara. «Grazas por sumarme aos 50 anos dun éxito arrollador», afirmó. 

Cenizas o Historia de un amor siguieron la partitura. No sin antes aclarar que la velada iba a estar maridada con un repertorio adecuado a esta cita única: «Vamos a hacer un concierto muy desnudo. Están los temas que se resienten menos a piano y voz». Dejó así a un lado el rock que la encumbró.

La artista volvió a los noventa con Sentir y uno de sus esenciales, No me importa nada. Sencillo que fue precedido por una dedicatoria: «A vosotras, las mujeres». Sin duda, eran mayoría y, sobre todo, contemporáneas a la crooner.  

El nuevo álbum, que saldrá en noviembre, tomó las riendas del escenario. Es un trabajo junto al productor José María Baldomá (Baldo), presente en la cúpula. Se animó con el primer sencillo: la composición del chileno Julio Numhauser que convirtió en himno Mercedes Sosa, Todo cambia. En esta ocasión, el público, a petición de Luz, se arrancó a cantar el estribillo. Le siguió Lágrima, de Amália Rodrigues

Ya en el filo de las diez de la noche comienza a sonar Inesperadamente, otro canto a la complejidad del amor. Momento que desembocó Entre mis recuerdos, otro esencial y que compuso poco después de la muerte prematura de su padre. Y, luego, otro regalo para los coruñeses antes de empezar el epílogo. «Gracias por invitarme. Cada vez que regrese aquí, recordaré esta noche; espero que vosotros también os llevéis este recuerdo», dijo. El detalle tuvo como guinda cantar a capela junto a las palmas de la artista Un nuevo día brillará.

Se acercan la media hora de las diez y es el turno de las joyas «prestás», como diría Niña Pastori. Son esas que vieron gracias a Pedro Almodóvar. Primero, Piensa en mi, y luego —enfundada en una boa, también blanca— Un año de amor. La cúpula, en pie. 

Era difícil continuar la noche. Pero tratándose de Galicia la elección fue fácil. Casal mantiene el pulso cinematográfico con el poema de Rosalía de Castro, Negra Sombra, que conmovió a toda España en la película sobre otro gallego, Ramón Sampedro, que sublimó Alejandro Amenábar en la gran pantalla. De nuevo, un aplauso ensordecedor. 

El rock no estaba previsto, pero la de Boimorto cierra el concierto con Ese pedazo de cielo, con dedicatoria a la cúpula que la trajo aquí.