Aprender en manada a ser un perro de ciudad: «El objetivo es que el animal sea invisible al resto de la gente»

VIVIR A CORUÑA

Adrián Paredes, adiestrador canino en Candamin, en Cambre.
Adrián Paredes, adiestrador canino en Candamin, en Cambre. MARCOS MÍGUEZ

Cada vez más personas se animan a adoptar o tener un can, un aumento que puede generar tensiones en las sociedades urbanas, sobre todo si el nuevo miembro de la familia no está educado o lo está mal

30 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

«Tranquilo, mi perra no hace nada», «ladra mucho, pero no muerde», «solo quiere saludar». Estas son algunas de las frases que se pueden escuchar en cualquier parque de la ciudad donde conviven canes y personas. También se oyen en tiendas de ropa, bares o museos, lugares a los que los de cuatro patas también acceden. Son escenas que pueden afectar a la convivencia urbana presente y futura, ya que la población de animales de compañía no deja de crecer.

Adrián Paredes, adiestrador canino en Candamin, tiene claro que una buena educación es fundamental para evitar conflictos. «El objetivo es poder ser invisible para el resto de la gente; es decir, tener un perro y no llamar la atención porque se comporta de manera inadecuada, tira de la correa o ladra a otras personas», explica.

Un ejemplo de eso era Bones, el perro de Fuensanta Peinador. Es un animal adoptado y pronto descubrieron que había trabajo por delante. «Vino con problemas muy serios de ansiedad, estrés, hiperactividad, agresividad… un poco de todo, el combo perfecto», cuenta su tutora. Algo similar le ocurrió a Isabel Viéitez, dueña de Max: «Era imposible salir a la calle con él, ladraba a todos los perros».

Esta situación las llevó a buscar ayuda en un entrenador, en Adrián, que cada vez percibe un mayor volumen de trabajo: «Hay un cambio de tendencia en cuanto a la educación. Antes la gente no educaba a menos que hubiese un problema, y ahora no se espera a que surja».

Paseos en grupo

Para este tipo de animales, Paredes realiza sesiones individuales, pero también resultan muy útiles los paseos en manada por la ciudad: «Les viene bien, porque normalmente en grupo se ayudan unos a otros. Son capaces de imitar a los compañeros».

El profesional considera que, para lograr una convivencia armoniosa entre humanos y perros en entornos urbanos, estos deben estar bien adiestrados. Por ello, se pone sobre todo en el lugar de los vecinos a los que no les gustan: «Estamos rodeados de mucha gente a la que le encantan los perros, pero hay otra que no, y hay que respetarlo. Queremos que el perro sea un elemento más de la ciudad, que no llame la atención por un mal comportamiento. Quiero que las personas a las que no les gustan puedan decir: “No tengo problema, no me molestan, están educados”».