El gran cine de 1959, cincuenta años después

Miguel Anxo Fernández

CULTURA

22 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La cosecha cinematográfica de 1959 alcanzó la excelencia. Y eso al margen de las filmografías nacionales, que también recogen películas destacables para su consumo interno durante ese año. Si centramos el foco en Hollywood y por añadidura en la Francia de la convulsión artística que supuso la nouvelle vague para el desarrollo futuro del séptimo arte, géneros como el thriller ( Con la muerte en los talones, El hombre del brazo de oro, Anatomía de un asesinato ), la comedia ( Con faldas y a lo loco ), el western ( Río Bravo ), el gran espectáculo ( Ben-Hur, Salomón y la reina de Saba ), la animación ( La bella durmiente ) o el cine independiente ( Shadows ) coincidieron con Los 400 golpes, Al final de la escapada, Hiroshima, mon amour y Pickopet .

Maestros como William Wyler, Alfred Hitchcock, Howard Hawks, Otto Preminger, Billy Wilder y King Vidor, junto a jóvenes directores, como François Truffaut, Jean-Luc Godard, Alain Resnais y John Cassavetes (autor de Shadows , de un realismo próximo al cinéma-verité ), enriquecieron una producción que se conmemorará en el 2009 a través de la exhibición, emisión y comercialización de copias restauradas, en pantallas, vídeo y televisión. Junto a ellos algunos centenarios de grandes directores, como Elia Kazan, Joseph Leo Mankiewicz y Joseph Losey, además de los de actores como Douglas Fairbanks Jr., James Mason, Robert Ryan y la exótica Carmen Miranda, entre los más destacados.

Son películas siempre vivas para las nuevas generaciones de espectadores gracias a la televisión y el vídeo, recordadas por secuencias impactantes o personajes inolvidables. Como la ideada por Alfred Hitchcock con el avión fumigador que en Con la muerte en los talones amenaza al infeliz ejecutivo publicitario Cary Grant, al que confunden con un espía. El hombre del brazo de oro confirmaba la intransigencia de Otto Preminger con la moralina de Hollywood, sirviendo uno de los mejores papeles de su carrera a Frank Sinatra como heroinómano rehabilitado. El propio Preminger insistía con Anatomía de un asesinato sobre el dilema de la venganza de un policía hacia el violador de su mujer, con James Stewart y Lee Remick, aparte los títulos de crédito de Saul Bass. Aunque para drama de moquear a chorros, El diario de Ana Frank , recreación de George Stevens de la malograda escritora judía asesinada por los nazis.

Nadie es perfecto

¿Quién no recuerda el «nadie es perfecto» que cierra la divertida Con faldas y a lo loco, de Billy Wilder? Marylin es la sexi e inocente Sugar Kane, con Jack Lemmon y Tony Curtis travestidos a la fuerza para escapar de la Mafia. El western tiene en Río Bravo a una joya, con John Wayne cantando las excelencias de la amistad viril y respondiendo al tono (en su opinión izquierdista) de Solo ante el peligro con Gary Cooper tirando su insignia de sheriff al suelo. Wayne, con un cojo (Walter Brennan), un borracho (Dean Martin) y un jovenzuelo (Ricky Nelson) podrá con el poderoso cacique al que encarcelaron. Con La bella durmiente, la animación de Walt Disney daba un importante salto cualitativo al recrear el popular cuento acompañado con música de Chaikovski.

Si hay una película que resume el colosalismo de Hollywood continúa siendo Ben-Hur, la versión rodada en Italia por William Wyler, ganadora de 11 Oscar, con Charlton Heston convertido en icono. La carrera de cuadrigas, planificada por el director de segunda unidad Yakima Canutt, se mantiene insuperable. No llegó a tanto, pero Salomón y la reina de Saba tiene el dudoso honor de haber provocado la muerte de su protagonista inicial, Tyrone Power, cuando rodaba en España a las órdenes de King Vidor.