El descabellado filme Balada triste de trompeta , del español Álex de la Iglesia sacudió ayer la Mostra de Venecia con un retrato extravagante sobre el franquismo y las dos Españas que hielan el corazón. La película, la única española que compite por el León de Oro, coloca al espectador en 1937, en plena Guerra Civil española, para iniciar un repaso original de la historia reciente de España a través de dos payasos desfigurados, Javier y Sergio, el triste y el jovial, que se enfrentan a muerte por el amor de una acróbata.
«Es una historia de amor, de amor salvaje, de horror y humor», la describió Álex de la Iglesia.
La cinta es una metáfora de las dos Españas y, como en la poesía de Antonio Machado, hiela el corazón gracias al empleo de todos los géneros cinematográficos y las secuencias disparatadas, cercanas al estilo pulp .
El autor de filmes tales como La comunidad (2000) y El día de la bestia (1995) seguramente convencerá con su última obra al presidente del jurado, Quentin Tarantino, con sus escenas excesivas, grotescas, apabullantes.
«Es la película más arriesgada que he realizado y de la que estoy más orgulloso», aseguró el realizador español.
La parodia del horror, con los personajes del circo como telón de fondo y payasos transformados en monstruos entre elefantes y enanos llega hasta la década de los setenta, poco antes del final del franquismo.
«Tenemos un pasado terriblemente doloroso que condiciona el presente», reconoció De la Iglesia, quien adereza la cinta con horrendas y a la vez sarcásticas escenas de violencia y venganza. «La sensación que tengo de ese pasado es la violencia [...], la vivíamos como algo normal, natural», recuerda.
Notable resulta la mezcla de imágenes reales con ficción y las referencias históricas: el atentado en 1973 contra el presidente de Gobierno Luis Carrero Blanco, las baladas cantadas por el entonces célebre Raphael y los inicios de los programas de variedad televisivos.
La irreverente y fuerte escena en la que el protagonista (Carlos Areces), tratado como un perro de cacería, muerde al general Francisco Franco se suma a la lista de alucinaciones, sueños y pesadillas que el realizador ha creado «para exorcizar un dolor en el alma que no quiere irse», confesó. Balada triste de trompeta , que será estrenada en España en diciembre, cuenta además con Carolina Bang, Antonio de la Torre y Fernando Guillén Cuervo en el reparto y concursa junto con otras 23 películas en la sección oficial de la Mostra.
Polémico Vincent Gallo
Otra competidora que se presentó ayer fue la italiana Non credevamo, de Mario Martone, de 200 minutos de duración. El filme narra el proceso de unificación de Italia en el siglo XIX y es destinado más a un público televisivo por su carácter didáctico. Basado en documentos y cartas de la época, aborda la compleja figura de Giuseppe Mazzini (1805-1872), patriota, filósofo y político, quien contribuyó a definir el movimiento europeo a favor de la democracia y el Estado republicano.
Extraño, personal, excesivo es el otro filme presentado ayer: Promises Written in Water, del controvertido Vincent Gallo, director actor, guionista y compositor de su propia obra. Se trata del angustiante viaje íntimo hacia la muerte de una enferma terminal que rechaza curarse, rodado en blanco y negro y con extenuantes primeros planos, todos dedicados a él mismo. Gallo, que ya se había ausentado el lunes de la presentación de Essential Killing , de la que es protagonista, tampoco defendió ayer la cinta que ha dirigido.