«El discurso del rey» gana una edición de los Oscar apática salvada por los veteranos
01 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Es para desconfiar que los profesionales del espectáculo mejor pagados del mundo sean incapaces de hacer entretenida, ya no divertida, su cita más importante del año. Como si en una convención de carpinteros no fueran capaces de montar un mueble de Ikea. Los Oscar se quedaron cortos en casi todo. Eligieron hacer historia, pero ni la gala ni los premios pasarán a la historia del cine.
El discurso del rey se declaró ganadora por descarte en unos premios que se repartieron al modo en que se ganan unas elecciones: nadie salió perdedor. Origen (4 Oscar) se hizo con los principales premios técnicos, mientras los artísticos se repartieron entre la película inglesa (otros 4) y La red social (3), quizá por el peso de las interpretaciones clásicas, de la escuela inglesa. La interpretación de Natalie Portman se llevó el premio como era más que previsible. Solo perdieron los que esperaban que Biutiful tuviera ese momento que no llegó en la ceremonia. También perdió el espectáculo, pero ya es casi tradición.
La gala comenzó pedagógica y, a pesar de que la edición no encerraba ninguna conmemoración, desde la salida de Tom Hanks el proceder era explicar las costumbres de la Academia de Hollywood, recordar el por qué de los premios e incluso para qué valen algunas de las profesiones que sirven al cine detrás de las cámaras. Con ese tono, era difícil que hubiese conciliación entre la frialdad de los presentadores, la emoción de los premiados y la necesidad de que algo pasase a lo largo de cinco horas. Incluyendo las innumerables pausas para la publicidad. Aunque el guión de la gala fue entremezclando categorías importantes con las de relleno, el principio se inclinó hacia Origen sin que nadie temiese que la ceremonia fuera a dar un vuelco. Tanto la gala como los resultados avanzaron siguiendo un guión que parecía preestablecido. Un ritmo de perfil bajo para un cine que se deja ver sin dar la sorpresa.
No hubo cambio de actitud a lo largo de las horas ni con los premios recibidos, ni con la música elegida como espectáculo, que se aproximaba mucho a la que se escucha en las salas de espera de los odontólogos. Aunque la intención de esta gala era atraer al público joven, al final fueron los veteranos quienes marcaron las inflexiones. Entre las mejores, la del guionista de El discurso del rey, David Seidler, que llega a su primer Oscar pasados los setenta años, bromeando sobre su edad y sobre el hecho de ser un premiado tardío. La única chispa, recibida de manera desigual, fue la que puso el director del mejor documental, Inside job, sobre la crisis financiera que comenzó en el 2008. Charles Ferguson señaló, al agradecer el premio, que la mayoría de los ejecutivos que provocaron la crisis seguían libres y sin condena.