O Grove despide a Andrés Rico con una rotunda condena de la violencia: «Temos que cambiar como sociedade»

Leticia Castro O GROVE / LA VOZ

DEPORTES

Martina Miser

La familia del hombre que perdió la vida por defender a su nieto en un partido de balonmano estuvo arropada por un millar de personas, que respondieron a la convocatoria del minuto de silencio

25 feb 2025 . Actualizado a las 14:02 h.

O Grove. Explanada de O Corgo. Doce del mediodía. La gente comienza a concentrarse a las puertas de la Casa Consistorial, respondiendo a la llamada del alcalde de la localidad arousana, José Cacabelos, a raíz del fallecimiento de Andrés Rico. El comerciante, una persona muy querida en O Grove, entró en coma el 15 de diciembre a raíz del empujón que le propinó un aficionado del club Rasoeiros cuando el equipo grovense disputaba un encuentro con el Sanxenxo Balonmán. Su nieto, de 16 años, arbitraba el partido, y Andrés solo quiso protegerlo de las imprecaciones que profería su agresor. Dos meses después, perdía la vida sin haber recuperado la consciencia. Tras consensuar la iniciativa con el resto de los grupos políticos que forman la corporación, Cacabelos, familiar, además, de la víctima, convocó un minuto de silencio para esta mañana. Una movilización que acaba de ser respaldada por un millar largo de ciudadanos, decididos a mostrar su rechazo ante cualquier muestra de violencia, en general, y en el mundo del deporte, en particular.

El propio regidor se encargó de concretar el mensaje: «Que esta traxedia nos sirva a todos para aprender, debemos evitar tanta crispación, reflexionar e mirar cara adentro, porque temos que cambiar como sociedade», señaló el político socialista, que estuvo acompañado por el conjunto de la corporación municipal y su homólogo en Sanxenxo, el popular Telmo Martín. El presidente de la Federación Galega de Balonmán, Bruno López, representantes arbitrales y miembros de los clubes Rasoeiro e Sanxenxo Balonmán secundaron, también, la movilización. Pero quienes verdaderamente configuraban el núcleo de lo que estaba sucediendo eran Belén, la hija de Andrés, y los nietos del fallecido, arropados por su gente en un momento tan difícil.

Durante la tarde del lunes, mientras las malas noticias conmocionaban O Grove, comerciantes y amigos comenzaron a depositar velas y flores en el exterior de Deportes Galeusca, el establecimiento que Andrés Rico y su esposa regentaron durante cuatro décadas en la calle Castelao. Las muestras de dolor y cariño continuaron llegando durante todo la mañana de hoy a la tienda, cerrada desde que, hace dos meses, un absurdo golpe de violencia cambió para siempre la vida de su familia y zarandeó el mundo del deporte gallego.