Las especulaciones han aumentado, aunque las teorías son las mismas
22 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Ni en la puerta de la catedral de Santiago, ni en el interior del templo, ni entre los rezos de los creyentes, ni en las exclamaciones de los peregrinos se nota que hace quince días que el libro que explicó en su día por qué Santiago era digna de maravilla no está en el lugar que ocupó en los últimos años.
Hace quince días alguien entró en un cuarto con caja fuerte y el Códice Calixtino no estaba en su sitio. Desde entonces, las palabras atentado o desgracia se han cruzado con las especulaciones de los especialistas, la petición de calma de la policía, las lagunas de seguridad en la catedral o los llamamientos a que el que lo tenga haga el favor de devolverlo.
Robo por encargo
Esta fue la hipótesis de primera hora. Un robo ejecutado por encargo. Un robo (un hurto, en realidad) que, según consideran algunos expertos, tenía que contar con alguna colaboración interior, tanto para la planificación como para ser llevado a cabo. Según Erik el Belga, se pueden pagar por este trabajo sobre 150.000 euros.
El hecho de que las llaves de la caja estuvieran puestas quizá facilitó el trabajo sin rebajar la tarifa y sirvió para dar pie a otras posibilidades.
Descuido o secuestro
Las condiciones relajadas de seguridad que apuntaron algunas fuentes de la investigación apuntarían a un hurto aprovechando un descuido y teniendo en cuenta la cantidad de gente que circula en los espacios existentes alrededor de la sala en la que se guardaba el libro. Esta teoría tiene versiones, aunque en todas el protagonismo interior es importante. El códice habría sido secuestrado para pedir un rescate o para denunciar un problema.
Si hay que atenerse a lo dicho por los propios miembros del Arzobispado de Santiago o de la catedral compostelana, los ladrones sabían lo que buscaban y el dinero podría no ser el móvil último del robo.
Julián Barrio, arzobispo de Santiago, pidió en Radio Voz a quien tuviera el códice que fuera sensible con la importancia de la pieza y lo devolviese. Para el deán de la catedral, José María Díaz, desde el primer momento quedó claro que quien se llevó el libro «sabía lo que hacía y sabía cómo llegar hasta él».
El deán era una de las tres personas con acceso directo al Códice Calixtino y, al día siguiente de conocerse la desaparición del libro, explicó que no desconfiaba de nadie, aunque tampoco lo diría si lo supiese.
La policía, en esas primeras horas, tras denunciarse la desaparición del libro, señaló que se habían detectado algunas lagunas en la seguridad en torno a él, aunque fuentes del cabildo catedralicio señalaron que el códice estaba mimado, pero reconocieron «un exceso de confianza» en su guarda.
El músico Xoel López fue hace cuatro años el conductor del documental En el Camino de Santiago producido por National Geographic. En la pieza, que se emitió en 150 países, el coruñés iba desgranando en cada parada -desde Holanda hasta Santiago de Compostela- los textos del Códice Calixtino, utilizando el libro para lo que fue concebido: ser la guía de los peregrinos. Al terminar su trayecto, López pudo hojear el ejemplar original del manuscrito, de cuya desaparición han pasado ya quince días.
-¿Qué pensó cuando se enteró de la desaparición del códice?
-Estaba recién llegado a Galicia y flipé, es una situación casi surrealista, aunque, si aparece, servirá de impulso para mejorar el conocimiento del libro y para que lo apreciemos más. La verdad es que es muy raro, lo primero que pensé fue: «¿Qué hace el ladrón con un libro tan grande y que conoce todo el mundo?». Me genera dudas cuál puede ser el aliciente de tener un libro muy viejo, que no es precisamente de bolsillo, y que aún encima rasca. Y lo digo yo, que lo toqué: como las hojas son de piel se ven y se notan los pelitos.
-¿Cómo fue el recorrido?
-Hacíamos el Camino en furgoneta desde Holanda, de manera que había algunas trampas, pero, aún así, ves lo abierta que es la gente, sea cual sea su raza, y te das cuenta de que al final todos somos iguales. En la vida vamos a un ritmo acelerado, pero en el Camino tomas distancia y cierta objetividad, cada uno se acerca a su parte más espiritual. Agarré la filosofía del Camino para mi recorrido por las Américas.
-¿Cuál fue el papel del códice en ese itinerario?
-En el documental el Leitmotiv era seguir la primera guía turística del mundo, que era precisamente el Códice Calixtino. Íbamos haciendo el contraste entre lo que leía, lo que se veía e incluyendo la parte musical hasta que llegábamos a Santiago y lo veíamos en directo. Si roban el códice antes, no se podría haber hecho ese documental.
-¿Como guía, todavía resulta útil tantos siglos después?
-Leerlo era muy complicado y, a la vez, tenía partes graciosas. En Navarra decía que la gente era muy bruta y huraña, vamos, muy del siglo XII. Seguro que en aquel momento no se imaginaban que el mundo acabaría lleno de guías Michelín. Visto así, tal vez lo robó un fetichista de las guías turísticas.
-¿Cómo fue verlo y tocarlo?
-Llegamos a la biblioteca y nos subieron el códice para que lo viéramos. Lo sacaron de un lugar muy especial, como si estuviese metido en una tumba a la que no nos dejaron bajar por seguridad para el libro. Cuando lo cogí era muy grande, y de verdad sorprendía por sus hojas de piel y por estar escrito a mano.
-¿Y conoce las músicas del Camino de Santiago?
-En el documental había parte de música barroca hecha con gente de Francia, también hubo música folk. Hicimos una jam session en Burgos, y ya en Santiago tocamos con dos coros de música barroca en los que me enseñaron a tocar el organistrum, que es como una zanfoña antigua. Hicimos un intercambio de las visiones de la música del Camino con la de Xoel.
-¿Vio las partituras del códice?
-Las partituras eran muy antiguas y no tenían nada que ver con las de ahora. Son apenas comprensibles, pero durante el viaje escuchábamos la canción del peregrino escrita en el libro.