
Encasillada a su pesar en el cine independiente, la actriz estrena este mes «Un amor entre dos mundos» y «On the Road», sobre la novela de Kerouac
05 abr 2013 . Actualizado a las 13:24 h.El legado de cualquier actor informa de su personalidad, sus ideales y sus miedos. Algunos tardan años en encontrar su camino, a otros la industria no se lo permite. Kirsten Dunst, a sus 30 años, ya ha dejado claro quién es y cómo piensa. No había cumplido 14 cuando cautivó en Entrevista con el vampiro y desde entonces ha tocado todos los palos: adolescente atormentada en Las vírgenes suicidas, personaje histórico en María Antonieta (ambas de Sofía Coppola), dramático en Melancolía, de acción en Spider-Man o romántico en Olvídate de mí. Ahora le toca el turno a la ciencia ficción en Un amor entre dos mundos, en la que comparte protagonismo con el británico Jim Sturgess, y a una historia de carretera en la esperada On the Road, de Walter Salles, basada en la novela de Jack Kerouac.
-¿Como definiría Un amor entre dos mundos?
-Es una historia que no se parece a nada que haya visto antes. Créeme que no trato de encasillarme en el cine independiente, pero a este proyecto no pude resistirme.
-Muestra dos mundos encontrados, a medio camino entre la ciencia ficción y el género romántico.
-Es una historia bellísima para la que el director ha creado un mundo loco. No niego que sigo interpretando a la novia del protagonista, como he hecho tantas veces, pero en este caso la perspectiva es más interesante.
-¿Por qué aceptó?
-Para mí lo importante es dirigir mi propio camino como artista. Yo decido en qué personajes quiero invertir emocionalmente y con qué artistas quiero trabajar. Soy muy afortunada porque me puedo pasar seis meses involucrada en un proyecto que me interesa sin pensar en mi economía. Digamos que tengo libertad creativa.
-¿Suele dejarse influir por los directores?
-En esta industria el director es la pieza clave de cualquier filme. El cine es el medio del director, la televisión es del guionista y el teatro es del actor. A mí no me importa trabajar con directores noveles, porque no me pongo a sus ordenes por su reputación, sino porque confío en su talento. Incluso Spider-Man fue para mí una película independiente a gran escala, porque Sam Raimi dirige con ese espíritu.
-Usted protagoniza muchos filmes independientes, pero se dice que esa industria está prácticamente acabada.
-Es cierto que cada vez se hacen menos películas, y no hay tantos proyectos de calidad. Se hacen muchos que a mí no me provocan ningún interés, pero dentro de lo que me ofrecen trato de elegir lo mejor.
-Se hacen menos películas, pero usted no sabe lo que es el paro. ¿Es un buen momento para una actriz de Hollywood?
-Para mí, sí. Cuando trabajas en Hollywood y eres adolescente tiendes a idealizar ciertos aspectos de tu vida y deseas con ansia crecer. Yo quiero aprovechar mi juventud al máximo y quiero reflejar ese sentimiento en todas las películas que interpreto. Sé que hay muchas mujeres viéndolas y mi trabajo es un homenaje a todas ellas. Por ellas trato de elegir películas interesantes para ellas.
-Su próximo filme es On the Road. ¿Había leído el libro antes?
-Siempre me he sentido más atraída hacia mujeres escritoras como Sylvia Plath, Jane Austen o Edna St. Vicent Millay. Pero sí, leí On the Road cuando tenía 16 años, porque era el libro favorito de un chico que me gustaba mucho. Luego, cuando me ofrecieron el papel de Carolyn Cassady y lo volví a leer, entendí por qué es una de las mejores novelas de la literatura estadounidense.
-¿Cómo es su relación con la fama?
-No me interesa. No presto atención a lo que se dice de mí. Mi vida es mejor así. Algunas actrices viven obsesionadas con la fama. Me duele por ellas.
-¿Habla así porque creció en esta industria?
-No. La fama puede ayudar a alguien y perjudicar a otro. En mi caso en unos momentos fue buena y en otros, no tanto. Ahora mismo soy feliz tal y como estoy. No me cambio por nadie.
-¿Se considera una persona complaciente?
-Me gusta dar. Si me pides un vaso de agua probablemente te lo daré, pero sin esperar nada a cambio. Ya no doy esperando recibir amor.