Brown reivindica el «best-seller» como base de la industria editorial

Pacho Rodríguez MADRID

CULTURA

Dan Brown hace equilibrios en la escalinata de la Biblioteca Nacional.
Dan Brown hace equilibrios en la escalinata de la Biblioteca Nacional. benito ordóñez< / span>

El escritor desvela en la Biblioteca Nacional las claves de su «Inferno»

31 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Ahora que la maltrecha cultura anda por las esquinas rogando cariño y que la liberen de la insoportable carga del nuevo IVA, resulta que hay tipos como Dan Brown que se mueven en los territorios de las estrellas del pop, llegando, viendo y vendiendo libros. Pero vendiendo millones de libros. Por eso, ayer, en la Biblioteca Nacional, en una de las cinco exclusivas ruedas de prensa que se van a celebrar en todo el mundo para presentar Inferno (Planeta) su última novela, el ambiente era el de un gran acontecimiento, al que el autor de El código Da Vinci llegó en un flamante coche ante una nube de fotógrafos. Confirmado: como las estrellas.

Y Dan Brown (Exeter, New Hampshire, EE. UU., 1964) ya metido en la harina que más le gusta dijo bastantes cosas que resuelven su propio acertijo de escritor. Por ejemplo, que ser un best-seller no conlleva nada peyorativo: «No sé si es la única forma de sobrevivir como autor. El mundo literario es muy importante. Y lo que más me gusta de que existan los best-sellers es que permite a las editoriales publicar a otros autores importantes que de otra forma no tendrían voz», dijo.

Así, aquel niño que cuestionaba la religión y la ciencia, y se preguntaba cuál tendría razón hasta que un profesor resolvió uno de sus primeros enigmas con eso de: «Los niños buenos no hacen esas preguntas», resulta que es consciente de que es uno de los que tira del carro de la industria literaria.

El hallazgo de Dante

Sobre su nueva obra, el también autor de Ángeles y demonios, explicó: «He escrito muchas obras sobre las bellas artes, pero no sobre las literarias. Dante fue nuevo para mí, y para mi personaje», en alusión a su inseparable profesor Robert Langdon.

También contó Dan Brown que sigue optando por ese cóctel creativo en el que protagonistas ficticios se someten al mundo real y, por extensión, a su potente vocación para crear thrillers en los que la intriga se cuece en la historia, el arte, la ciencia y el misterio.

Y en este punto, ayer, Brown demostró también tener cintura. Así, cuando le preguntaron si no sería más «honesto» (literal) reconocer que no todo lo histórico de sus libros es verdadero, el autor norteamericano respondió: «Lo que a mí me gustaría es que los que dicen eso dijeran que lo que sale en mi libro no está en el suyo. Y así estableceríamos un diálogo».

Más en tono anecdótico, Brown, que espera que sus lectores vuelvan a sentirse hipnotizados por su imparable colección de códigos, símbolos y secretos, capaces de atrapar a sus fans, reveló que ahora que se le abren las puertas de archivos y museos por aquello de la fama, tiene que ser muy cuidadoso para que la trama que inventa sea una sorpresa.

En cuanto a su forma de escribir, Brown aseguró que el proceso literario no le resulta nada fácil. Madruga mucho y escribe y reescribe. Y destacó el trabajo de sus editores. «Porque de cada página que ustedes leen, yo escribo cuatro. Es el trabajo del editor», desveló el superventas norteamericano.