Ellen DeGeneres se ensañó con Minnelli, excluida del «selfie» récord en Twitter
04 mar 2014 . Actualizado a las 11:32 h.Ya se sabe que contar noche de los Oscar es, esencialmente, hablar de los golpes de efecto de su presentador. Ellen DeGeneres estuvo brillante, desenvuelta, y se cambió de traje más veces que Mortadelo. Y estuvo cruel, de una inhumanidad supina, a la hora de elegir su muñeco del pim-pam-pum.
En todas las galas, el conductor escoge un invitado para centrar en él sus puyas, de manera que esas referencias acumuladas van generando una suerte de gags in crescendo. Seguramente recuerden a David Letterman choteándose del nombre de ¡Uma-Uma-Uma! Thurman. Y -el más célebre- a Billy Cristal sacando al escenario a hacer flexiones a Jack Palance. Pero convendrán conmigo en que la fragilidad extrema de Liza Minnelli no tiene nada que ver con la androginia Kill-Bill de la Thurman o con el careto de ex presidiario no reinsertado de Palance.
Liza Minnelli fue a la gala, supongo que ilusionada, para representar a Judy Garland en el homenaje que la ceremonia dedicó a El mago de Oz. Y se encontró con que el trato recibido de parte de DeGeneres, más que de hija de la Garland, fue de cuñada de Andrés Pajares en Sálvame. DeGeneres la recibió con esa frase ya lapidaria: «Creo que es uno de los mejores imitadores de Liza Minnelli que he visto nunca. Enhorabuena, señor». La cara de Liza era como la de Carrie cuando le dejan caer el cubo de sangre en su fiesta. Pero hubo algo todavía más sádico. Después de repartir su mystic-pizza en el patio de butacas (Harrison Ford dudó más en probarla que Joan Fontaine en beberse el vaso de leche de Sospecha), DeGeneres pareció querer congraciarse con Liza Minnelli y le dijo: «Hagámonos una foto, tu y yo». Y, a continuación, invitó a todas las bellas, jóvenes y ágiles stars a a sumarse a ella. Consecuencia: ahí tienen a los vampiros, a Brangelina, Bradley Cooper, Julia Roberts, Jennifer Lawrence, Jared Leto, sepultando fuera de cámara a Liza Minnelli, excluida del que iba a ser su selfie panetario. No sé si, al llegar a casa, pobre Carrie, Liza probó a clavar contra la pared al maniquí resurrecto de Judy Garland.