
La Diputación comprará a la familia del mecenas las 40 piezas, entre ellas el torques de Burela, por 2,3 millones
20 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.El Museo Provincial de Lugo recuperará la colección de orfebrería de Álvaro Gil. Se trata de un conjunto de 40 piezas, entre ellas el famoso torques de Burela, y algún fragmento más, que la Diputación de Lugo comprará a la familia del mecenas por 2,3 millones de euros. Estas son parte de las obras que los herederos de Álvaro Gil se habían llevado el pasado 24 de octubre y para las que hay iniciado un expediente para su declaración como bien de interés cultural. Las retiraron avalados por una sentencia del Tribunal Supremo que llegaba tras unos catorce años de litigios con la Diputación.
Tras la pérdida que supuso la retirada de las piezas en octubre siguieron las negociaciones entre ambas partes, que al fin llegaron a buen puerto. La compra se realiza mediante una fórmula mixta de adquisición y depósito remunerado. Es decir, la Diputación pagará un total de 2,3 millones por la colección de orfebrería y abonará dicho importe en cinco anualidades, desde el 2014 al 2018. Aun así, las piezas llegarán en su totalidad antes del 1 de octubre, probablemente a finales de agosto o principios de septiembre, según avanzaron desde la Diputación. De este modo, además de la anualidad correspondiente pagarán un depósito, que se descontará después en el último pago.
A mayores de esta compra, la Diputación deberá pagar 600.000 euros por las costas judiciales. Lo que se ahorra el organismo provincial son los 2,7 millones de euros que había reclamado la familia de Álvaro Gil en mayo del pasado año en concepto de daños y perjuicios. Es más, según explicaron en la Diputación, los herederos renuncian a emprender este tipo de reclamaciones.
En cualquier caso, esto no supone la recuperación íntegra de la colección de Álvaro Gil. Las pinturas, entre las que están los cuadros de Jesús Rodríguez Corredoyra, no regresan. Desde la Diputación explican que la familia no quiso desprenderse de ellas y ya no entraron en las negociaciones.
Aún hay que firmar el contrato
Por su parte, Carlos López Gil, uno de los nietos del mecenas, dijo que había «acuerdo en lo básico», pero advirtió que lo más importante aún falta, que es la firma de un contrato que todavía habrá que desarrollar entre ambas partes. «Nos hemos puesto como fecha tope para solucionarlo todo el 1 de octubre. Ahora todo depende de la prisa que tenga la Diputación». Ese contrato lo consideran vital. López Gil advirtió: «Los contratos de las administraciones suelen ser muy complicados y para nosotros es importante su elaboración para que se nos garantice que se nos van a aceptar nuestras condiciones, sobre todo porque quienes hoy están al frente de un departamento pueden dejar de estarlo con el paso del tiempo».