
El magnate y su esposa abren la nueva sede del centro de arte contemporáneo Garage en el parque Gorki, y que aspiran a convertir en la Tate Modern rusa
13 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Tras la ceremonia de inauguración del nuevo museo moscovita Garage -a la que ayer estaban citadas señaladas personalidades de Hollywood-, Abramóvich y su esposa, Dasha Zhúkova, flamante responsable del centro de arte contemporáneo, no pudieron llevar a sus invitados al mítico restaurante soviético Vremena Goda (algo así como Las Cuatro Estaciones), en pleno parque Gorki, donde almorzaban habitualmente altos funcionarios de Brézhnev, espías del KGB y artistas del régimen. El viejo pabellón comunista ha sido remozado a lo grande por el famoso arquitecto holandés Rem Koolhaas y ya alberga el museo de la mujer del magnate del petróleo y dueño del club de fútbol londinense Chelsea. Y es que Zhúkova, como gran mecenas que es, necesitaba espacio. Nada más abrir en el 2007 en Moscú el Garage -el local original sí era un antiguo y hermoso garaje de autobuses del que tomó su nombre y que había sido proyectado en 1926 por el constructivista Konstantín Stepánovich Mélnikov- se le quedó pequeño. Y el parque Gorki siempre rondó la cabeza de Zhúkova. Primero trasladó el museo a un pabellón temporal que ideó el prestigioso arquitecto japonés Shigeru Ban, que instaló en el perímetro elíptico de la fachada pilares integrados por sus emblemáticos tubos de cartón reciclado, como los que suelen dar forma a sus estructuras efímeras.
Pero desde el 2012, sus 800 metros cuadrados expositivos se fueron revelando escasos de operatividad. El nuevo The Garage Center for Contemporary Culture (GCCC) tiene 5.400, además de espacio anejo para exposiciones, librería, cafetería, sala de proyecciones, auditorios para conferencias y dependencias para seminarios infantiles.
Sin embargo, el proyecto filantrópico del oligarca y su esposa no para de crecer. Y prevén abrir la Dasha?s Iris Foundation en la isla New Holland -una vieja base militar abandonada que adquirió Abramóvich en San Petersburgo-, que acogerá además una sucursal del GCCC. El despacho de arquitectos neoyorquino WORKac ya trabaja en el millonario proyecto.
La fiesta de apertura del nuevo museo Garage -a la que estaban invitados, entre otros, Leonardo di Caprio, George Lucas, Woody Allen y Salma Hayek, o la diseñadora Miuccia Prada- es la primera piedra de un ambicioso plan para relanzar el arte contemporáneo en Rusia. La pareja posee una de las colecciones más importantes de artistas del país de la décadas de los años 70, 80 y 90 del siglo pasado. Y la verdad es que los artistas rusos contemporáneos aún hoy se sienten perseguidos por la Iglesia ortodoxa y el aparato institucional del Estado -el Ministerio de Cultura está en manos del ultraconservador Vladimir Medinski-, y anhelan que el GCCC permita invertir esta perversa tendencia negativa.
Zhúkova quiere que su museo en el parque Gorki ocupe un lugar en el mundo similar al de la Tate Modern londinense. Pero Rusia tiene otros ritmos y no están lejos los procesos penales contra la banda punk Pussy Riot o los comisarios artísticos Yuri Samodurov y Andrei Yerofeyev, acusados de incitación al odio religioso por el contenido de una exposición.