Karra Elejalde: «Yo nunca jamás pensé en ser actor. De crío quería ser cura o pelotari»

Oskar Belategui MADRID / COLPISA

CULTURA

Elejalde quedó desencantado de la dirección cinematográfica y dice que prefiere ser solo actor
Elejalde quedó desencantado de la dirección cinematográfica y dice que prefiere ser solo actor ÁNGEL MANSO

Estrena la película «Poliamor para principiantes», última comedia de Fernando Colomo

20 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Karra Elejalde (Vitoria, 1960) no para. Ha rodado en Colombia la película La mirada de Lucía, donde Imanol Uribe regresa al asesinato del teólogo jesuita Ignacio Ellacuría, tiene por estrenar la serie de Alejandro Amenábar La fortuna y rueda estos días en Bilbao La vida padre, una comedia en la que encarna a un cocinero sin memoria: «Tiene algo que ver con lo que está viviendo mi amá, que cuenta ya noventa y pico años», anota el actor.

Este viernes estrena en los cines Poliamor para principiantes, una comedia de Fernando Colomo en la que encarna al padre y mánager de un chaval youtuber, enfrentado a las nuevas formas de relacionarnos en el sexo con la vana esperanza de alegrar su vida conyugal. «¿Qué edad teníamos nosotros en los tiempos del destape?», se pregunta. «Ni en casa ni en la escuela nos explicaron nada, estábamos más salidos que una paraguaya», evoca divertido.

-¿Esto del poliamor no es vivir en comuna?

-No, el poliamor en la película es un subterfugio para hablar de las relaciones humanas, de cómo se deteriora lo sexual a pesar de que se mantenga el amor. Aunque no lo creas, hay un montón de mandamientos que hay que cumplir para ser poliamoroso. Yo no lo practico, pero estoy a favor, porque me parece más honesto pactar las cosas que andar con secretos poniendo cuernos. En el amor y en la sexualidad, todo es viable si es consentido.

-La película ironiza respecto a las identidades sexuales y a las nuevas nomenclaturas: cis, hetero, bi, trans, género fluido, intergénero...

-Yo, que he tenido hijos, lo que menos entiendo es la relación de cocrianza de los hijos, se me hace cuesta arriba. Los chavales de ahora poseen mucha más información de la que teníamos nosotros. Hoy el ser humano tiene más asumido que quepan todo este tipo de cosas sin llamarlas perversiones.

-Tienen Internet.

-Sí, y no salen de ahí. Cuando mi amá me montaba en el tren vasconavarro, hablabas con el de enfrente aunque no lo conocieras. Yo cojo el tren de Molins de Rei a Barcelona y todos están pegados al puto móvil. Estamos llegando a una incomunicación y a una involución tremendas.

-¿Si su hija le sale «youtuber» le daría un disgusto?

-No especialmente, pero intentaría reconducirla. Está muy bien eso de ser padre y ser el mejor amigo de tu hijo. Pero cuando ya tiene una edad tienes que ser solo padre.

-Los actores pagan el peaje de estar en las redes sociales para que los llamen. No es su caso.

-Yo se lo preguntaba a Dani Rovira haciendo Ocho apellidos vascos. Me contestaba que, con muchos seguidores, haces una obra de teatro y tienes garantizado el público. Yo no tengo Facebook, Twitter ni Instagram. Ni los quiero tener. Nunca como ahora nos hemos autocensurado tanto por miedo. Tienes que andar pisando huevos, con la arroba todo el rato. Yo no necesito seguidores, la gente ya me sigue por la calle. He llegado tarde a este mundo. Soy un inútil que tiene que recurrir a su mujer y su hija. No me da vergüenza reconocerlo.

-Han pasado más de 30 años de «Vacas», «Alas de mariposa», «Acción mutante». ¿Qué balance hace de su carrera?

-Yo estudié electricidad, era electricista. Era muy chistoso, muy chirigotas, y en la mili conocí a un tío que trabajaba en el grupo de teatro gasteiztarra La Farándula. Yo nunca jamás pensé en ser actor. De crío quería ser cura o pelotari. Los jesuitas te enseñaban filminas de cómo vivían en el Orinoco, y le decía a la amá, que no era precisamente de besar pilas bautismales, que quería ser cura. «¡Te doy una hostia!», me contestaba. «Cura no te dejo, pero pelotari sí». Ser actor surgió de casualidad.

-Hasta se ha animado a dirigir dos largometrajes: «Año mariano» y «Torapia».

-Mi último proyecto fue saboteado, a partir de ahí se me quitaron las ganas. Además, creo que me desenvuelvo mejor como actor. Y me sale mejor económicamente: trabajas ocho semanas de actor y de la otra manera ganas lo mismo en dos años dedicado full time a una película. No me sale a cuenta, son muchos más los sufrimientos que las satisfacciones.

- ¿Todavía le gusta su profesión?

-Tengo la suerte de vivirla con pasión. Un día tiene 24 horas. Ocho las duermes y de las 16 restantes, la mitad te prostituyes para vivir dignamente las otras ocho. Recuerdo a mi aitá escuchando el Carrusel deportivo y diciendo con enorme pesar: «Mañana, a trabajar». Yo disfruto trabajando, del proceso de mi prostitución.

«Mi espinita clavada es no haber podido dedicar al Athletic el Goya por el papel de Unamuno»

Karra Elejalde sobrelleva la pandemia del coronavirus. Está, sin dudarlo, a favor de la vacunación y apela al sentido común general de la población. Él espera confiado la segunda dosis de AstraZeneca, y cree que los beneficios de la inmunización ofrecen poco espacio a la discusión.

-Tengo 60 años, ya me han vacunado con la primera de AstraZeneca, no sé cuándo nos van a dar la segunda. No soy de esos terraplanistas que no han ido a la playa para ver que el horizonte es curvo. Que hagan cuentas de cuántos han sufrido trombos con la vacuna, animo a que seamos lógicos y tengamos paciencia. También a que no confundan libertad con tomarse una caña. Por la libertad nos hemos dado de hostias con los grises, por la libertad de expresión, de abortar, la eutanasia, un salario mejor. No por la engañosa libertad de tomarte una cañita, que me parece patético.

-¿Va a ser todo diferente ahora?

-Yo soy muy zalamero, muy de agarrar y dar besos. He tenido que hacer un enorme esfuerzo para no tocar. Vivo casi en el monte y, es verdad, el confinamiento ha sido más llevadero que para el que vive en el cuarto B. Hay personas que no saben vivir en soledad, que carecen de aficiones. Pues lo tienes jodido. La gente tiene que valorar lo importante que ha sido la cultura en este tiempo. El cine y las series han contribuido a paliar el sufrimiento. Quiero creer que en medio año volveremos a la normalidad.

-Estos días rueda «La vida padre» en Bilbao, una comedia de cocineros.

-Sí, adoro Bilbao. Estuve nominado al Goya por encarnar a un ilustre y controvertido bilbaíno, Miguel de Unamuno, en Mientras dure la guerra. Mi espinita clavada es no haber podido dedicar aquel Goya a la ciudad de Bilbao, a Josu Urrutia, que entonces era el presidente del Athletic, a toda la plantilla sin exclusión y a la afición. ¡Aúpa Athletic!