La Biblioteca Nacional redescubre a Fenollera, «pintor gallego por amor»

CULTURA

Pintado en 1909, este autorretrato de Fenollera forma parte de una colección particular que se halla en Madrid. Los retratos de personajes relevantes de la sociedad gallega de su época destacan en la obra del pintor, y entre ellos está el de Montero Ríos.
Pintado en 1909, este autorretrato de Fenollera forma parte de una colección particular que se halla en Madrid. Los retratos de personajes relevantes de la sociedad gallega de su época destacan en la obra del pintor, y entre ellos está el de Montero Ríos.

El artista retrató a Emilia Pardo Bazán para el Circo de Artesanos de A Coruña

06 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Es un óleo sobre lienzo, un retrato de Emilia Pardo Bazán con dedicatoria: «La Coruña. 1887. A la Sociedad de Artesanos. J. M.ª Fenollera». Lleva más de 130 años en una entidad fundada en 1847 y en la que nació la Real Academia Galega. El lienzo, tras una limpieza previa, formó parte de la exposición sobre el centenario de Pardo Bazán que estuvo primero en Madrid, en la Biblioteca Nacional, y después en el Kiosco Alfonso de A Coruña.

Una nieta del pintor, María Luisa Fenollera, comenta desde Vigo: «Un primo tenía el recuerdo de que el abuelo había pintado un cuadro de Emilia Pardo Bazán, pero no sabían dónde estaba ni lo habíamos visto nunca». Lo que sí tiene claro la familia de José María Fenollera (Valencia, 1851-Compostela, 1918) es que lo pintó en Santiago, a donde llegó en 1886. Aventura María Luisa la posibilidad de que su abuelo hubiera conocido a la condesa, «porque ella iba a las tertulias. En la tela la escritora está diferente, más joven. No sé si la idealizó o es que la había conocido en Madrid».

El retrato de la escritora realizado por Fenollera integró la exposición «Emilia Pardo Bazán. El reto de la modernidad», que pudo verse recientemente en Madrid y A Coruña.
El retrato de la escritora realizado por Fenollera integró la exposición «Emilia Pardo Bazán. El reto de la modernidad», que pudo verse recientemente en Madrid y A Coruña. Marcos Míguez

En la historia del Circo de Artesanos consta que en 1887 Pardo Bazán fue nombrada presidenta de honor y «naquela data colocouse na sociedade o fermoso retrato pintado por José María Fenollera». El 5 de junio de ese mismo año «a xunta directiva da entidade e boa parte da súa masa social foron recibir á escritora á estación de ferrocarril e acompañárona polas rúas da cidade. O pobo coruñés aclamouna e ofreceulle versos, flores e pombas. E diante da súa casa da rúa Tabernas levouse a cabo unha animada serenata na súa honra».

A escritora «viña de dar as conferencias no Ateneo de Madrid sobre La revolución y la novela en Rusia», explica Xulia Santiso, conservadora de la casa-museo. Era la primera vez que una mujer daba una charla en dicha institución. Sorprendida por el recibimiento, cuenta Santiso, Pardo Bazán hizo un comentario irónico: «Ni que fuera Dostoievski».

La nieta de Fenollera relata que la familia estuvo hace poco en la biblioteca del Circo de Artesanos y ella se quedó asombrada: «Está muy bien». Y añade: «Hay una carta de Pardo Bazán en la que comenta que en la casa de Galdós había colgados cuadros de Fenollera. Entre ellos, el de una amante de Galdós, y ahora lo conservan los herederos del escritor». Sobre el lienzo que la Biblioteca Nacional de España ha rescatado, apunta que no está claro si lo pintó su abuelo por propia iniciativa o pudo ser un encargo de algún responsable del Circo de Artesanos.

Desde hace años, la familia Fenollera intenta comprar las obras del artista al que llamaban «el pintor gallego por amor». Ese es el título de uno de los dos libros que sobre el creador escribió Alfonso Fernández-Cid Fenollera. Y es que fue una mujer, con la que se casó, la que hizo que se quedara en Galicia.

Boda casi secreta en Silleda con Alfredo Brañas de testigo

José María Fenollera llegó a Santiago después de haber estado en Roma, becado por la Diputación de Valencia, y en París, con una ayuda del Estado español. Tenía su estudio en Madrid, por lo que entre sus planes no parecía estar quedarse en Compostela. Cuenta su nieta que aceptó dar clases de pintura a una joven. Estando un día en el Casino santiagués, «que entonces era casino de caballeros», con el médico Juan Barcia, el pintor comentó: «¡Qué belleza!», aludiendo a una joven que pasaba por la calle. «Pues esa es la señorita a la que tienes que dar clase», replicó Barcia. Fue así como conoció a Consuelo Velón, con la que se casó cuatro años después, cuando ella tenía 21 y él 37. Los padres de la muchacha se oponían al matrimonio y la mayoría de edad femenina no llegaba entonces hasta los 25 años. Consuelo tenía un tío-abuelo sacerdote en Silleda, Florentino Velón, y ella era «oriunda de Santa María de Filgueira en Deza», según detalla el acta matrimonial. La boda se celebró el 3 de julio de 1890 en San Julián de Piñeiro de Silleda. Entre los testigos, estaba Alfredo Brañas, uno de los amigos íntimos del novio, al que ya había contagiado su teoría del regionalismo.

Maestro de pintores gallegos como Ovidio Murguía y con notables obras en Compostela

«A pesar de ser un pintor cunha destacada produción, nunca ata o momento se fixera exposición nin estudo científico sobre a súa obra, o que parece inxusto tanto pola súa calidade como pintor, a súa vinculación co ambiente político máis destacado do Santiago de principios do século XX ou o maxisterio que exerceu en artistas como Ovidio Murguía, Jenaro Carrero, Ramiro Latorre Grangel e Elvira Santiso». Esto decía el díptico de la primera muestra sobre la obra de José María Fenollera que se hizo en Santiago, en la Casa da Parra, en 1996. Estaban próximos a cumplirse los 80 años de su fallecimiento.

La integración de Fenollera en la sociedad compostelana, y en la cultura gallega, fue total, aunque eso lo alejó del ambiente artístico madrileño e hizo que nunca volviera a su ciudad natal. Además, dejó de participar en exhibiciones nacionales y solo en 1903 envió un cuadro, A fiandeira, a la exposición del Círculo de Bellas Artes. Era uno de los temas vinculados al medio rural gallego, con escenas costumbristas que irán apareciendo en sus lienzos, tres de los cuales viajaron al Centro Gallego de La Habana: Mulleres preparando liño, Muller con zocas y Muller fiando liño.

En 1887, año siguiente de su llegada a Compostela, fue designado director de la escuela de dibujo de la Sociedad Económica de Amigos del País. Uno de sus biógrafos, y pariente, Alfonso Fernández-Cid Fenollera, relataba que también sacó la cátedra de dibujo artístico de la Escuela de Artes y Oficios, como número uno, y fue «profesor del instituto de bachillerato, de la Escuela Normal de Maestros; en fin, de toda entidad santiaguesa en la que se impartiese la enseñanza del dibujo y la pintura».

El techo del Paraninfo

Fenollera dejó un buen número de obras en Santiago que van desde los retratos del papa León XIII, que está en San Martiño Pinario, y de Alfredo Brañas, ubicado en el Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, a la decoración del techo del Paraninfo de la universidad compostelana, ilustrado con tres temas cuyos lemas son: La filosofía, las ciencias y las letras, Minerva y La poesía, la música y la pintura.

El último reconocimiento público al pintor tuvo lugar en el 2006, al cumplirse los 120 años de su llegada a Santiago. Entonces, el Ayuntamiento descubrió una placa en el número 54 de la rúa do Vilar, donde vivió y tuvo su estudio el artista.