Lois Patiño logra con «Samsara» el Premio del Jurado de la sección Ecounters en la Berlinale

josé luis Losa BERLÍN / E. LA VOZ

CULTURA

Lois Patiño con el Premio del Jurado de la sección Ecounters que recibió este sábado en Berlín
Lois Patiño con el Premio del Jurado de la sección Ecounters que recibió este sábado en Berlín ANNEGRET HILSE | REUTERS

El Oso de Oro fue para «Sur l'Adamant» y la vasca de nueve años Sofía Otero resultó elegida la mejor actriz

26 feb 2023 . Actualizado a las 13:32 h.

Lois Patiño y su bellísimo fluir entre culturas de Samsara ha obtenido en esta Berlinale el Premio Especial del Jurado de la sección Encounters, emblema de la renovación y el cine más arriesgado de la nueva etapa en el festival con Carlo Chatrian al frente. Por eso es tan valioso este reconocimiento para una película que se respira como calmo vaso comunicante poético y metafísico entre la sublime primera parte del filme, ambientada en un templo budista de Laos, y su rupturista invitación, antes de encontrarnos en la Zanzíbar de ecos míticos, a cerrar los ojos. Revolucionario desafío de los sentidos al espectador de este tiempo líquido y apresurado de multipantallas. En lo que va a ser —en unos días, en los Oscar— la temporada del mendaz e idiotizante metaverso, Samsara es conexión áurea en los antípodas de la neurosis de los falsos puentes de plata que nos quieren vender los del cine del mercachifle.

En la sección oficial asistimos a un Oso de Oro por sorpresa. Una quiniela millonaria para quien hubiera acertado que el documental del veterano y riguroso Nicolas Philiber, Sur l’Adamant, sobre ese barco de los locos anclado en el Sena, iba a llevarse el gordo. Es la de Philibert obra inatacable en su nobleza. En la generosidad de su esfuerzo por mostrar una sanidad pública que en un centro de día psiquiátrico logra mejorar la vida de unos seres que encuentran un espacio donde hablar de otros tipos raros —de Van Gogh a Jim Morrison— y donde ser libres de elegir ser tiernos o malditos. Dicho esto, Sur l’Ádamant, programada a última hora y el último día, parecía un relleno buenista en cuyas excesivas dos horas de metraje te aferras al reloj a ver si corre más. Pero se detiene.

Es lástima esta decisión marciana. Porque el jurado presidido por Kristen Stewart acertó al buscar sitio en su palmarés para casi todo lo esencial. El Gran Premio del Jurado —la plata— para Afire es una reivindicación del alemán Christian Petzold, tantas veces postergado. Es su obra más accesible, con un toque de humor a lo Coen. Pero su formidable trecho final es puro Petzold, emanación superlativa de amores y espectros.

El bronce para el portugués Joao Canijo y su Mal Viver es otra reparación a un autor bravísimo y hasta ahora maltratado por los grandes festivales. Su hotel de mujeres enmarañadas en una red panóptica donde parecen representar a un Strindberg o a un Lorca es prodigio de puesta en escena exigente, como un Fassbinder en luso, susurrado o en desgarro.

«20.000 especies de abejas»

Que Philippe Garrel reciba un premio como mejor director será siempre gran noticia. Porque hacia dos décadas que no le daban ni la hora. Si luego resulta que Le grand chariot es un cuadro de su propia familia, una obra menor en su carrera, pues qué mas dará con esa filmografía suya atestada de cumbres. El premio como mejor interpretación para Sofía Otero, la cría de 8 años que sufre disforia de género en 20.000 especies de abejas, hará feliz a la gente de Basauri. De donde es ella. Los Goya ya han evitado la posibilidad de estas niñerías que ofenden cuando se confrontan con Rita Blanco o Paula Beer. El premio como mejor actuación de reparto a la actriz trans Thea Ehre, por su personaje de infiltrada en el polar alemán Till The End of the Night, hará muy feliz a esta Berlinale donde ya no hay actores o actrices. Y ese mejor guion a la cabalmente incomprensible Music, de Angela Schelenec, se merece un ¡Olé! daliniano. Me duele en el alma que la poderosa y perturbadora Manodrome, ese esqueje asalvajado desde las raíces de Taxi Driver, se vaya de vacío. Nosotros, al menos, hemos visto el mejor cine de la nueva era Carlo Chatrian.