Eduard Fernández: «En el alzhéimer el querer está latente pero no el recuerdo»

CULTURA

Eduard Fernández, en plena representación de «Todas las canciones de amor».
Eduard Fernández, en plena representación de «Todas las canciones de amor».

En intérprete presenta en Galicia su monólogo «Todas las canciones de amor», homenaje a su madre

11 mar 2023 . Actualizado a las 12:48 h.

Tras morir su madre con alzhéimer, al actor Eduard Fernández le empezó a rondar la cabeza la idea de homenajearla. El catalán la describe como una de las mujeres de su vida. «Quizá una de las principales», apunta. El resultado es un monólogo en el que, durante 80 minutos, Fernández se mete en la piel de su progenitora y expresa la relación, intimista y especial, que tenía con ella. Todas las canciones de amor llega al Teatro Principal de Ourense este domingo a las siete de la tarde, después de pasar este sábado (20.30 horas) por el de Santiago. Las entradas, que tienen un precio que va desde los 12 euros hasta los 20, pueden comprarse en la web de Ataquilla. El texto es una adaptación del argentino Santiago Loza con retoques de Andrés Lima —que asume la dirección— y del propio Eduard.

—¿Cómo nació este proyecto?

—Llevaba tiempo con el deseo de hacer un monólogo. Es cierto que hago más cine y series que teatro, pero de vez en cuando me gusta volver. Le tengo un cariño especial y me apetecía contar las cosas a mi manera. En un viaje a Buenos Aires vi dos monólogos de Santiago Loza que me encantaron. Luego murió mi madre. Coincidió una cosa con la otra y vi que todo encajaba porque una de esas funciones de Loza giraba en torno a una madre que hablaba mucho de su hijo. La relación entre los dos se parecía mucho a la que yo tenía con mi madre, que tiene un poco de no puedo vivir sin ti, con todo lo bueno y lo malo que tiene eso. El caso es que ya de vuelta en Madrid le propuse a Andrés Lima que reescribiese el texto de ese argentino para añadir datos míos personales. Ahí sumó a un niño con los pies planos, muy enclenque y desvalido, que no se atrevía a ocupar su lugar en el mundo, que se hacía pis por las noches, al que llamamos Eduardo.

—¿Es un homenaje a su madre?

—Sí. Cuando ella murió en Barcelona, yo estaba en Madrid, y no pude estar porque era plena pandemia. Así que de alguna manera es un homenaje, una celebración que hago de ella, y me gusta pasearla por toda España.

—Su madre falleció con alzhéimer y eso está muy presente en la obra. ¿Cómo definiría esta enfermedad desde su experiencia?

—Es raro. La verdad es que nos dijeron desde el principio que iba a ser muy duro para toda la familia y creo que no lo vivimos tan terrible. Tenemos un sentido común bastante apabullante y aunque había momentos terribles, en los que iba a ver a mi madre y salía llorando, hubo otros mucho más bonitos. Poco a poco ves como se va yendo alguien que quieres. Recuerdo que en una ocasión me dijo una cosa preciosa. Ya avanzada su enfermedad, hacía juegos con ella y le preguntaba si sabía quién era yo. Me dijo que le propusiese personas. Le pregunté si era su padre y contestó que no; si era su madre y contestó que no; si era su hijo y contestó que no. Así que le confirmé que era su hijo y su respuesta fue: «Ah, claro, por eso te quiero tanto». Es decir, el vínculo estaba completamente presente pero ella no sabía por qué, no identificaba al señor que tenía enfrente. Me pareció hermoso y significativo, saber que el querer está latente sin saber de dónde viene. Luego hay momentos en los que la locura se apoderaba de ella y solo quería morder y decir palabrotas. Sufrimos mucho por lo que debía estar sufriendo.

—¿En esta obra se mete en la piel de madre e hijo?

—Es mejor verla. Pero veremos a una madre que habla de su vida y de sus cosas. Que se olvida a veces y otras baila un poquitín. Habla mucho de su hijo, de lo que siente por él. Soy todo el rato una madre con su peluca y su camisón, excepto en dos momentos concretos en los que sale Eduard y explica que va a contar la historia. Lo hago muy a gusto, realmente siento que me gusta muchísimo hacerlo, aunque siento un vértigo enorme cada noche antes de empezar y luego termino francamente agotado.

—¿Cómo está siendo la reacció del público?

—Estoy muy contento en general porque la relación y la reacción del público está siendo muy hermosa en todas partes. Me gusta mucho pasear mi oficio y pasear a mi madre por toda España, sobre todo observando cómo se recoge la propuesta. Ahora tengo muchísima curiosidad por Galicia, aunque la reacción está siendo muy igual en todos los lugares a los que vamos. Creo que las cuestiones emocionales y lo que siente uno por una madre es algo bastante internacional.

—Usted tiene un gran relevo interpretativo en su hija Greta Fernández. ¿Se imagina que ella le hace algún día un homenaje así?

—En general, todo lo que hace Greta a mí me parece bien, y si me parece mal, se lo digo claramente —bromea—. Voy a dejarla que haga lo que quiera y lo que decida estará bien porque me parece una actriz hermosísima y nos llevamos superbién.