
Reunirá en octubre 75 obras del ferrolano en el 150 aniversario de su nacimiento
11 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La exposición Fernando Álvarez de Sotomayor (1875-1960), que se inaugurará el próximo mes de octubre, viene a culminar el empeño de la Fundación Barrié por acercar al público la personalidad del artista ferrolano, director del Museo del Prado entre 1922 y 1931, y 1939 y 1960, y hacerlo del mejor modo posible: a través de en torno a 75 obras de todos sus períodos creativos elegidas entre las de mayor calidad y significación. Completará una labor que la institución coruñesa inició hace ya dos décadas con la publicación del catálogo razonado de sus pinturas.
La muestra, que conmemora el 150 aniversario del nacimiento del gallego, podrá visitarse desde el 10 de octubre hasta el 11 de enero en la sede de la Barrié (Cantón Grande, 9, A Coruña). Estará integrada por piezas procedentes de instituciones y colecciones privadas de España, Chile, Italia y Francia, pinturas en su mayoría, pero también fotografías y documentos. Comisariada por Javier Barón, jefe de la Colección de Pintura del Siglo XIX del Museo del Prado —a quien asistirá en la labor el conservador de arte Pedro José Martínez Plaza—, trazará un recorrido cronológico que dará cuenta de la primera etapa del artista, la más diversa en sus planteamientos, los cuadros realizados en Chile a partir de 1908, el triunfo de la temática costumbrista y del retrato elegante en la segunda década del siglo, la profundización en ambos aspectos en la tercera, y la evolución de ambos motivos en los años treinta y tras la Guerra Civil española.
Abrirá la exposición una conferencia inaugural a cargo del comisario, la retrospectiva contará con visitas guiadas y se organizarán talleres didácticos dirigidos a centros de enseñanza de toda Galicia. El catálogo, ampliamente ilustrado, dará cuenta a través de textos introductorios de Barón y del académico Emilio Zamorano Pérez de la personalidad artística de Sotomayor y ahondará específicamente en cada una de las obras presentes en la sala. Esto permitirá apreciar de una manera clara el valor de su pintura.
Fernando Álvarez de Sotomayor perteneció a una promoción de artistas formados en la Beca de la Academia de España en Roma, justo en el cambio del siglo XIX al XX. Ya en 1906 obtuvo la primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid y, al año siguiente, se hizo con el mismo galardón en la Exposición de Bellas Artes en Barcelona. Participó en numerosísimas muestras internacionales y, también, en exhibiciones de arte gallego organizadas a partir de 1912.
Fue director de la Escuela de Arte de Santiago de Chile, del Museo del Prado y de la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Durante las últimas décadas del siglo XX, el progresivo reconocimiento en España de las corrientes relacionadas con la vanguardia dejó su obra en un segundo plano. Transcurrido un período ya amplio desde entonces —65 años— es ahora el momento idóneo para reconsiderar con mayor objetividad su trayectoria, concretamente su trabajo en el primer tercio del siglo pasado.
Uno de los apartados de la exposición está dedicado a obras inspiradas en los usos y costumbres de la sociedad gallega de entonces. Su geografía natal le ofreció motivos que, en su exploración, desembocaron en una visión vitalista y colorida. El trabajo en el campo, las vendedoras de pescado, las procesiones marineras y las fiestas y romerías, son algunos de los temas reproducidos en su producción posterior a 1905. En esta aproximación le influyó la pintura flamenca, así como la holandesa, que conoció de cerca durante sus viajes en la época de pensionado. También están presentes en esta muestra otras inquietudes recurrentes en su obra como la mitología, la naturaleza y la figura femenina en soledad.
Su dimensión pública
Además de en su arte, Fernando Álvarez de Sotomayor (1875-1960) profundiza en la dimensión pública del pintor: sus relaciones con Hispanoamérica a través de su magisterio en la Escuela de Arte de Chile; los trabajos en la organización de diferentes exposiciones, como la de Obras maestras del Museo del Prado en Ginebra en 1939.; y su dedicación como subdirector (1918-1922) y director (1922-1931 y 1939-1960) del Museo del Prado, cargo que desempeñó durante un número de años, 30, superior al de los demás directores.