Quién es Oliver Laxe, el gallego enganchado al medio rural que vuelve a arrasar en el Festival de Cannes

G. Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Oliver Laxe, durante el Festival de Cannes, donde presentó «Sirat»
Oliver Laxe, durante el Festival de Cannes, donde presentó «Sirat» GUILLAUME HORCAJUELO | EFE

«Sirat» no ha dejado a nadie diferente en el certamen, donde conocen bien a este creador nacido en París, que vive y desarrolla su personal proyecto en Os Ancares

18 may 2025 . Actualizado a las 17:41 h.

Sirat recibió una ovación de siete minutos. La película, que narra cómo un padre busca a su hija perdida en una rave en Marruecos, compite por la Palma de Oro de Cannes 2025. Si algo ha conseguido este filme es no dejar indiferente a nadie. «Brillante», «estremecedora» o «fascinante», han sido algunos de los calificativos que ha recibido. «El filme del realizador gallego posee esa fiereza que el festival francés premia», decía este viernes en su crítica en La Voz, José Luis Losa

«A pesar de sus defectos, Sirat es una película energizante, un proyecto decidido a despertarnos», aseguraba The Hollywood Reporter.

Laxe con Sergi López, protagonista del filme
Laxe con Sergi López, protagonista del filme SEBASTIEN NOGIER / POOL | EFE

En las fotos y agradeciendo la ovación de la sala, destaca un joven de larga melena oscura, bien conocido en el certamen de la Costa Azul. Y no es para menos. Oliver Laxe llegó por primera vez a Cannes hace 15 años con Todos vós sodes capitáns. En el 2016, con Mimosas, se hizo con el Gran Premio de la Semana de la Crítica. Con O que arde se llevó el Premio del Jurado en el 2019, además del Goya a la Mejor Fotografía y el de Actriz Revelación para Benedicta Sánchez. Es, junto con Almodóvar, el director español que más veces ha estrenado en el festival. 

Nacido en París, en 1982, Laxe es ya uno de los directores más reputados del panorama nacional. Criado en A Coruña -fue estudiante en Monelos- y con raíces en Navia de Suarna, donde reside durante gran parte del año, siempre fue un joven con la cabeza repleta de proyectos. «As miñas películas son estadas que teñen un trampolín para que o espectador conecte co transcendental», decía a La Voz el pasado febrero en una reflexión sobre su carrera en la Academia de Belas Artes.

Este mismo viernes, decía en su comparencia de prensa en Cannes que se considera un cineasta «muy lento» y que no está pensando en su próximo trabajo. Por el momento, toca reposar el mensaje de Sirat, donde ha volcado mucha de su experiencia vital. Laxe aseguró que vivir casi doce años en Marruecos le ha hecho estar «muy familiarizado» con la inmigración, lo que está muy presente en esta obra. 

Detrás de este talento está una formación Publicidad, para luego centrarse ya en Barcelona en Comunicación Audiovisual en la Universidad Pompeu Fabra.

El gallego inició su filmografía en Londres, con la producción de cortos, antes de trasladarse a Tánger, donde dirigió ese primer largo, Todos vós sodes capitáns. De esta forma se trasladaba a la pantalla gran parte de lo que es y el carácter que le otorga ese triple modo de vida que ha tenido en París-Galicia-Marruecos.

Cuando llegaron las grandes nominaciones por O que arde decidió mantener los pies en el suelo y seguir enraizado con su tierra. «Estamos todos intentando controlarnos, nos encantaría estar ebrios de felicidad pero tenemos los pies en el suelo, pienso que es lo que tenemos los gallegos, que estamos muy enraizados, todos los días la naturaleza nos dice que somos pequeños, eso hace que cultivemos esa humildad», explicó en una conferencia antes de los Goya de aquel 2020 que ya amenazaba a pandemia.

El éxito de la película, que arrancó en Cannes, donde Oliver Laxe es querido y aclamado, buscaba un resultado: llevar «un espejo a la gente y subir la autoestima, que es algo que necesitamos en Galicia a veces, querernos más», apuntó.

Para aquella O que arde, rodada con actores no profesionales, y para la que el mismo director se formó como personal de extinción de incendios, sacó su magia junto Benedicta Sánchez y asombraron al celuloide. «Oliver Laxe no pertenece a lo humano; si me lo pide él, hasta haría otra película», decía a La Voz la veteranada intérprete.

Laxe tiene su refugio en Os Ancares
Laxe tiene su refugio en Os Ancares

En el documental O futuro é das cabras gritó su amor por los Ancares a los cuatro vientos. El trabajo relataba como en el 2021 un grupo de arqueólogos comenzaba los trabajos de estudio del castro do Teso da Ermida.

La aldea de su madre, Vilela, fue escenario del rodaje y de su mundo. Ese lugar que dejó su familia para emigrar es siempre el lugar al que volver. Allí ha creado ese proyecto que le conecta en todos los sentidos con la vida en el campo y de le desconecta de su faceta pública. En ese lugar se instaló tras O que arde, como único vecino. Casa Quindós es su proyecto de mayor compromiso. Allí ha rehabilitado la vivienda familiar para crear un espacio multiusos, en el que se pueden hacer desde trabajos apícolas, debates sobre el futuro de la vivienda para el medio rural e incluso hay residencias artísticas. Es el lugar donde tener un cineclub para los vecinos de la zona. «La idea es traer vida, ya dejar de viajar, que sea el mundo el que venga aquí, a Ancares», le dijo a Traveler. «Siento que este es mi sitio, donde tengo que morir», sentenció.