Oliver Laxe, película a película: así es la filmografía completa del director gallego acostumbrado a ganar en el Festival de Cannes
CULTURA

De Tánger a una fiesta interminable en el desierto, pasando por un incendio en los Ancares: repasamos las cuatro cintas que definen al exitoso director nacido en París pero criado en Galicia
27 may 2025 . Actualizado a las 12:04 h.Pocos directores pueden presumir de que absolutamente todas sus películas hayan sido premiadas, de alguna u otra forma, en el Festival Cannes. Oliver Laxe, sí. Nacido en París, en 1982, Laxe es ya uno de los directores más reputados del panorama nacional. Hijo de padres gallegos y con orígenes familiares en Navia de Suarna, al cumplir los seis años se instaló en A Coruña, donde se crio. Pasada ya la adolescencia, se trasladaría a Barcelona para estudiar Comunicación Audiovisual y después a Londres, donde comenzó a experimentar con el cine en pequeños formatos. Su primer trabajo relevante fue el cortometraje Y las chimeneas decidieron escapar (2006), rodado durante su estancia en Reino Unido. Pero su salto al circuito internacional llegó en 2010 con su primer largometraje. Desde entonces, ha firmado cuatro películas. La cuarta, Sirat, es la que le ha valido el Premio del Jurado en Cannes. Repasamos, paso a paso, su filmografía.
Todos vós sodes capitáns (2010)
La obra debut de Oliver Laxe surgió de un taller cinematográfico con niños en riesgo de exclusión en Tánger. Lo que comenzó como un proyecto educativo acabó transformándose por completo: los métodos de Laxe generaron tensiones con los niños hasta fracturar la relación entre ellos y el propio rodaje. Lejos de ocultar ese conflicto, el director lo convirtió en el eje mismo de la película.

Así, Todos vós sodes capitáns no solo muestra, sino que se pregunta por lo que implica mirar a otros a través de una cámara. ¿Quién tiene el control? ¿Qué se revela y qué se oculta cuando alguien filma? ¿Y qué sucede cuando los filmados deciden no seguir el guion? Grabada en un blanco y negro austero, recibió el premio FIPRESCI (Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica) en la Quincena de Realizadores de Cannes. «Quen vaia a vela, que vaia sen prexuízos, que saiba que confío moito nel. Que acepte que o cinema son imaxes, e que o poder das imaxes é algo moi complexo, profundo e secreto», dijo el director a La Voz en el 2011.
Mimosas (2016)
Seis años después de su debut, Oliver Laxe volvió a las montañas del Atlas marroquí para filmar Mimosas. El filme arranca con una promesa difícil de cumplir: llevar el cuerpo de un jeque musulmán, recién fallecido, a su lugar de entierro, al otro lado de una cordillera escarpada. Un pequeño grupo de hombres, entre ellos Ahmed y Saïd, se ofrece a acompañar la caravana. Al principio parecen dispuestos, pero pronto las dudas, el miedo y el peso del cadáver los hacen vacilar. El trayecto se convierte en una sucesión de obstáculos físicos, traiciones, deserciones y decisiones morales. Además, el director introduce un elemento inesperado: en paralelo, se nos presenta a Shakib, un joven que, en un entorno urbano y contemporáneo, recibe la misión de ayudar en ese entierro sagrado. La película, que se rodó en condiciones extremas y con actores no profesionales, recibió el Gran Premio de la Semana de la Crítica en Cannes. La crítica se rindió ya entonces al director. La revista New Yorker elegía a Mimosas entre las 35 mejores películas de aquel año.
O que arde (2019)
En su tercera película, Oliver Laxe nos traslada a los Ancares lucenses para contar la historia de Amador Coro, un hombre que regresa a su aldea tras cumplir condena por provocar un incendio. Allí le espera su madre, Benedicta, con quien comparte una vida sencilla y silenciosa, marcada por la rutina del campo y la presencia constante de la naturaleza. En O que arde, la relación entre madre e hijo se desarrolla en un entorno rural que parece detenido en el tiempo, hasta que un nuevo incendio amenaza con romper la frágil paz. Rodada con actores no profesionales, la película destaca por la autenticidad de sus protagonistas. Benedicta Sánchez, con 84 años, debutó en el cine con este papel, y su interpretación le valió el Goya a la mejor actriz revelación. El propio Laxe se formó como personal de extinción de incendios para poder filmar las escenas con realismo, y el equipo de rodaje llegó a participar en tareas de extinción durante la producción.

La aldea de su madre, Vilela, no solo fue escenario del rodaje, sino que representa el mundo al que Laxe ha vuelto tras la película. Ese lugar, que su familia dejó para emigrar, es el punto de anclaje al que siempre regresa. Tras O que arde, Laxe decidió instalarse allí como único vecino y llevar adelante Casa Quindós, un proyecto de rehabilitación de la vivienda familiar que se ha convertido en un espacio multiusos. Allí se desarrollan trabajos apícolas, debates sobre el futuro de la vivienda en el medio rural e incluso residencias artísticas. Es también el lugar donde ha impulsado un cineclub para los vecinos de la zona, con la idea de «traer vida, ya dejar de viajar, que sea el mundo el que venga aquí, a Ancares», en sus propias palabras. «Siento que este es mi sitio, donde tengo que morir», afirmó en una entrevista con Traveler.
O que arde es quizá la obra más accesible y emocional del director. «É unha homenaxe á muller galega, que é libre a pesar de todo», resumió el director a La Voz hace unos años. Fue la primera película en gallego seleccionada en la sección oficial del Festival de Cannes, donde recibió el Premio del Jurado en Un Certain Regard.
Sirat (2025)
En su última película hasta la fecha, Oliver Laxe narra la historia de un hombre (Sergi López) y su hijo (Bruno Núñez) que llegan a una rave perdida en las montañas del sur de Marruecos. Buscan a Mar, la hija y hermana desaparecida hace meses en una de esas fiestas interminables donde la música electrónica no cesa y el tiempo parece diluirse. Armados con su foto, recorren ese mundo de luces, música y libertad desconocida para ellos, en un intento desesperado por encontrarla. Su búsqueda los lleva a seguir a un grupo de raveros hacia una última fiesta, esta vez en el desierto, un lugar al límite entre el mundo físico y lo espiritual. El título hace referencia al puente que, según la tradición islámica, une la vida con el más allá, y esta idea de frontera invisible se refleja en el film: entre la infancia y la adultez, la libertad y la disciplina, la realidad y la ficción.
«Brillante», «estremecedora» o «fascinante», han sido algunos de los calificativos que ha recibido tras ganar el Premio del Jurado de Cannes 2025. Solo cuatro directores en toda la historia del español habían logrado ver su película premiada en esta sección del festival. Sus nombres son Luis Buñuel, Carlos Saura, Víctor Érice y Pedro Almodóvar.