Y Maná hizo sonar el Gozo Festival en Santiago con sus temas más inolvidables

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

Más de 45 millones de discos tienen su efecto; la banda mexicana repasó algunas de sus canciones más conocidas ante miles de asistentes y sorprendió con un invitado sorpresa, el gaiteiro Carlos Núñez.

06 jul 2025 . Actualizado a las 01:16 h.

Fher Olvera, líder de Maná, salió al escenario del Gozo Festival poco después de las diez y media de la noche dispuesto a hacer cantar al público. No era difícil, 45 millones de discos vendidos y un buen puñado de canciones que han sido números uno ayudaron a que la banda mexicana tuviese un auditorio entusiasta en tan solo unos minutos. Dentro de su tour Vivir sin aire, comenzó con Hechicera, pero a lo largo de más de una hora de concierto en la capital de Galicia desgranó mucho de sus clásicos. Saludó tras la segunda canción, recordando su última actuación en Compostela, hace muchos años, «este es uno de los conciertos que recuerdo por el hermoso lugar y la hermosa gente». Pero ya antes había salpicado la letra de sus canciones con la palabra Santiago. En el Monte do Gozo se escucharon Mariposa traicionera, Te lloré un río, Oye mi amor, Vivir sin aire, En el muelle de San Blas, Tú eres mi religión, Labios compartidos o Clavado en un bar. Justo cuando le tocó el turno al sencillo que lleva el nombre de la gira, Vivir sin aire, llegó el invitado sorpresa, el gaiteiro Carlos Núñez, que tocó a dúo esta balada romántica que forma parte ya de la historia de la música.

Carlos Núñez acompañó a Maná cuando sonó «Vivir sin aire»
Carlos Núñez acompañó a Maná cuando sonó «Vivir sin aire» Lino Escuris

A Fher y a su banda les ayudó un elemento importante para el público, la lengua. La conexión de hablar en el mismo idioma le faltó a The Darkness, los reyes del glam británico, que llegaron con el Dreams On Toast Tour 2025 y precedieron a los mexicanos. Guitarras a tope en temas como Rock and Roll Party, Motorheart o Love is only a feeling. Su icónico I Believe In A Thing Called Love sonó grandioso, y el falsete de Justin Hawkins fue vibrante aunque a los miles de asistentes al festival les costase interaccionar con los ingleses. Y lo intentaron, vaya si lo intentaron. Hawkins pidió a los festivaleros que cantasen, que bailasen y que respondiesen a sus coreografías. A mitad de concierto le sobró la camisa. Hizo el pino, literalmente. En Friday night lo bordó y preguntó al público qué canción querían. Acabó con un solo de guitarra que solo los roqueros pueden permitirse y lanzó las púas utilizadas en la actuación. 

El Gozo Festival arrancó cuando los termómetros aún apretaban. Poco a poco los asistentes se acercaron al recinto. Lo hicieron con calma. Pablo Lesuit rompió el hielo en su casa. El cantante y compositor gallego llegó con su personal estilo, que recuerda a la elegancia del uruguayo Jorge Drexler. Presentó las canciones de su último disco, Camino de las rocas, y fue precisamente con el sencillo que lleva el mismo nombre con el que terminó su actuación. Pero también introdujo clásicos durante su actuación para conectar con el público, por ejemplo el mítico O tren, de Andrés do Barro. 

Imelda May, una de las figuras destacadas de la escena musical irlandesa y británica, cogió el testigo. Muy bien acompañada en el escenario, desde su sexto álbum, 11th Past The Hour, abandonó el estilo rockabilly que la caracterizó durante sus primeros trabajos hacia unas melodías más profundas. «Boas noites Santiago», saludó tras la primera canción. Johnny´s got a boom boom o Should´ve been you son algunas de las piezas más conocidas de la irlandesa que sonaron en Santiago. May cuenta con una voz potente y desgarrada que fue enganchando al público del festival mientras aguardaban al cabeza de cartel. Para terminar, su versión del inconfundible Tainted love: cañera, rockera y brillante.

En el recinto casi una veintena de foodtrucks garantizaron a los festivaleros no pasar hambre. Desde bocadillos a cocina extremeña pasando por hamburguesas de autor, arepas, huevos camperos o comida caribeña y mexicana. Siempre, eso sí, con alternativas veganas y sin gluten. Una buena opción para coger fuerzas antes de que Maná saliese al escenario. La banda mexicana se dejó ver el día previo en el Obradoiro y en uno de los balcones del pazo de Raxoi, donde se sacó una fotografía con la catedral al fondo. «¡Ahora ya sabemos lo que siente el papa!», bromearon. ¿Se metieron al público en el bolsillo? Sí, lo hicieron.