La familia Ruiz-Mateos ha decidido que María Teresa Rivero abandone la presidencia del Rayo Vallecano de forma irrevocable, como consecuencia de los graves insultos recibidos desde un sector de la afición franjirroja tras la derrota sufrida este domingo por el equipo que entrena Julen Lopetegui ante el Numancia (2-5), en la octava jornada de Liga en Segunda División. Teresa Rivero se marcha después de casi once temporadas al frente de un modesto club madrileño que bajo su gestión consiguió mantenerse las cuatro últimas campañas, de forma consecutiva, en la máxima categoría, y jugar incluso una Copa de la UEFA como premio a su juego limpio. El Rayo es decimoséptimo clasificado de Segunda, coqueteando con los puestos de descenso a Segunda B, después de dos victorias, dos empates y cuatro derrotas, la más reciente en casa y por goleada ante los sorianos. «Estamos hasta las narices de la gente que insulta a mi madre y que no ha valorado lo que ha hecho por el Rayo, un club por el que lo ha dado todo y que le cuesta la salud», explicó ayer Álvaro Ruiz-Mateos, hijo de María Teresa y director general del Rayo Vallecano. A su juicio, «la decisión es firme y no hay posible marcha atrás porque la familia está harta de que le digan 'hija de puta' y 'Teresa, vete ya'». «Hasta aquí hemos llegado porque mi madre tiene auténtica pasión por el Rayo, se ha entregado al club en cuerpo y alma y no estamos dispuestos a que cuatro desgraciados le llamen de todo delante de sus nietos. Esto no le permitimos ni un minuto más», enfatizó. El ahora máximo responsable del Rayo Vallecano puso de manifiesto que esta determinación no es fruto de un calentón sino que ya se barajaba o gestaba «desde hace varios domingos», incluso desde finales de la pasada temporada. Álvaro cree que la hinchada franjirroja no tiene en cuenta la labor de Teresa Rivero en un club «al que salvó de la quiebra».