El norirlandés, fabuloso bajo presión, gana el último partido contra Estados Unidos en Celtic Manor
05 oct 2010 . Actualizado a las 03:19 h.El Celtic Manor de Newport amaneció con ambiente festivo otra vez, con cánticos en las gradas y bromas y complicidad entre los jugadores. El equipo de Europa llegaba con tres puntos de ventaja a la jornada decisiva de la Ryder Cup, y los golfistas de Estados Unidos participaban del espectáculo. Pero no estaba todo dicho, ni habían entregado ya la copa. Regresó el desaparecido Phil Mickelson, desató todo su repertorio Tiger Woods, se desquitó de su cartel de perdedor Dustin Johnson, y Jeff Overton confirmó su etiqueta como gran revelación del torneo. El marcador se había ido igualando a cada hora que pasaba, pero el Viejo Continente se mantuvo siempre por delante. Se fueron terminando los partidos y, después del arreón final de Rickie Fowler ante Edoardo Molinari, se quedaron solos en el campo las dos últimas bazas de los capitanes, los elegidos para la gloria. Entonces, afloró todo el talento del norirlandés Graeme McDowell ante un Hunter Mahan superado por el acontecimiento en los últimos golpes. La Ryder Cup se quedó en Gales (14,5 por 13,5).
Donald, Poulter y Jiménez prepararon el camino con sus triunfos, mientras que McIlroy y Molinari sumaron valiosos empates. Los capitanes habían elegido a McDowell y Mahan para un posible duelo final. El norirlandés, siempre por delante, asestó un golpe casi definitivo en el hoyo 16 con un grandioso putt para birdie . Llegó al 17 ya rodeado por miles de espectadores, como un héroe. Y respondió bajo presión ante un rival cuyos últimos golpes se quedaron uno tras otro cortos en su camino hacia la bandera.
Europa deshace la igualdad en la época moderna de la Ryder Cup, con ocho triunfos, siete derrotas y un empate desde la edición de 1979.