El español derrotó a Juan Mónaco y el francés hizo lo propio con Nikolay Davydenko.
05 nov 2010 . Actualizado a las 20:47 h.Marcel Granollers se convirtió de forma sorpresiva en el primer semifinalista del Valencia Open 500 tras superar al argentino Juan Mónaco, verdugo de Andy Murray, en un partido que parecía que iba a ganar con facilidad el sudamericano, pero que el jugador español volteó con un gran juego para apuntarse el triunfo por 1-6, 6-3 y 6-4, tras 2 horas y 15 minutos de partido.
El español se medirá en semifinales al galo Gilles Simon, vencedor del duelo contra Nikolay Davydenko por 6-4, 6-7(5) y 6-3.
El tenista barcelonés, que no había pasado la fase previa, fue repescado por la organización como perdedor afortunado tras la baja de última hora de Jo-Wildred Tsonga y se ha convertido en la gran revelación del torneo y ya ha conseguido su mejor resultado de este año.
Mónaco le imprimió mucha intensidad al partido desde los primeros puntos ante un Granollers que no pudo aguantarle el ritmo y que en un abrir y cerrar de ojos se encontró con un 4-0 en contra. A partir de ahí, el jugador catalán se serenó y plantó algo más de batalla desde el fondo de la pista, pero la suerte del primer set ya estaba echada.
Sin embargo esa mejora experimentada en su juego permitió al barcelonés afrontar la segunda manga con otra perspectiva. Con un juego más incisivo, subiendo con asiduidad a la red y con una mayor solidez en el peloteo, Granollers cambió la dinámica del partido.
El jugador español aprovechó su primera bola de break del partido para ponerse por delante y pese a perder a continuación su servicio, en un durísimo cuarto juego, no se vino abajo y de nuevo quebró el servicio del argentino para tomar una ventaja que sería definitiva para apuntarse el segundo set y prolongar el partido.
En la manga decisiva, la igualdad fue máxima, con intensos peloteos desde el fondo de la pista. Mónaco se apuntó el 'break' en el quinto juego y parecía dispuesto a enmendar su despiste del segundo set, pero Granollers, sin nada que perder, siguió fiel a su estrategia, muy suelto en la pista, y le devolvió la rotura en el octavo juego.
Ahí se incrementaron las dudas del argentino que pasó del 4-2 a favor al 5-4 en contra. En el descanso entre juego, Mónaco se tapaba la cabeza con la toalla intentando encontrar una explicación a lo que estaba sucediendo.