Robin Soderling gana en París y se asienta en la élite del tenis

Víctor Mur PARÍS/EFE.

DEPORTES

15 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El sueco Robin Soderling consiguió el título más importante de su carrera en el último Másters 1.000 de la temporada, el de París-Bercy, al superar en la final al héroe local Gaël Monfils por 6-1 y 7-6 (1) en 1 hora y 17 minutos.

Con este triunfo, el sueco se alza hasta el número 4 del ránking mundial rebasando al escocés Andy Murray, y se confirma como uno de los mejores tenistas del circuito.

Soderling, de 26 años, firmó un torneo en Bercy perfecto, tras dejar por el camino al francés Gilles Simon, al suizo Stanislas Wawrinka, al estadounidense Andy Roddick y al galo Michael Llodra, contra quien tuvo que salvar tres bolas de partido en semifinales.

Su último obstáculo fue el heroico Gaël Monfils, verdugo del número 2 del mundo Roger Federer en semifinales, al que superó con más facilidad de lo previsto.

Monfils pareció haberse quedado sin gasolina tras el maratoniano partido en el que venció a Federer, 7-6 (7), 6-7(1) y 7-6(4), en 2 horas y 41 minutos, y fue una sombra de lo que demostró anoche.

Si ante el suizo utilizó como mejor arma su servicio, frente a Soderling salió dormido y concedió dos roturas de servicio en el primer set, que cayó del lado del sueco por un claro 6-1.

Monfils se activó en la segunda manga, pero las pedradas que enviaba Soderling con su derecha eran demasiado para el musculoso jugador parisino, que a pesar del masivo apoyo del público, no conseguía dar con la clave ante el potente servicio del jugador de Tibro (9 saques directos).

Al final, y tras un segundo set sin que ninguno de los dos concediera ni una sola bola de rotura, se llegó al desempate, una situación que ambos conocían bien tras sus partidos agónicos de semifinales.

Desempate del segundo set

Sin embargo, Monfils no apareció y rápidamente Soderling adquirió una ventaja de 4-1 que ya no dejaría escapar.

Tras ganar dos puntos con su servicio, el sueco afrontó su primera bola de partido.

La hinchada esperaba una reacción de su compatriota, pero Monfils había gastado sus siete vidas en rondas anteriores, después de levantar cinco pelotas de partido a Federer, y otras dos en octavos de final al español Fernando Verdasco.

Soderling, como merecen las grandes ocasiones, se dejó caer sobre el tapete azul de Bercy y se llevó las manos a la cabeza tras su punto ganador, consciente de que lograba su mejor triunfo desde que es profesional.