Ambos equipos llegan sin bajas y solo las alternativas para hacer más física la medular modificarían los onces
29 nov 2010 . Actualizado a las 15:58 h.Decía el presidente del Sevilla, el señor Del Nido, que si no se altera el reparto de derechos audiovisuales la Liga se convertirá en un eterno duelo Madrid-Barça. La advertencia llega un par de años tarde. La pasada campaña, la única duda a mediados de competición era saber si el dúo de favoritos superaría los cien puntos. El panorama no ha cambiado esta temporada. Es más, la descapitalización del Valencia y el discreto (por no hacer sangre) arranque del Sevilla y del Atlético ha reducido las alternativas a un bisoño y sorprendente Espanyol y a un Villarreal que juega bien, bonito y muy barato. Pero ambos han sido derrotados con holgura en sus visitas al Bernabéu y al Camp Nou, respectivamente.
El líder actual y el vigente campeón ya han tenido su par de días tontos con un pequeño e insospechado coste de puntos, pero los dos llegan al clásico con mayor renta de la que llevaban a estas alturas del año pasado. El partido de esta noche marcará unas primeras diferencias que, seguramente, se perpetuarán hasta mediados de abril, cuando será el feudo blanco el que acoja la vuelta de este duelo a dos bandas por el título de Liga (aunque los merengues aún no se han medido a Valencia, Sevilla y Villarreal, y al Barça le resta probarse ante el Espanyol, su coco habitual).
Conscientes de la trascendencia de la cita, tanto Guardiola como Mourinho llevan varias jornadas velando armas (el técnico culé lo ha hecho además bajo la ley del silencio) y llegan al choque con todos sus jugadores listos al cien por cien. En el Barça, faltará Milito, pero el argentino apenas estaba contando antes de su lesión.
Xavi, cuyos tendones han empezado a acusar los más de 30 años de desgaste, ha vivido entre algodones desde octubre. En su club ha estado en barbecho hasta hace tres jornadas y en cuanto el equipo se ha visto con ventaja suficiente, el técnico lo ha mandado al banquillo. Hasta Del Bosque se sumó a la protección al cerebro culé. No lo convocó ante Lituania y lo sustituyó en el descanso frente a Portugal. Contra el Real Madrid podría disputar su primer partido completo en los último dos meses. El de Tarrasa es uno de los fijos en el centro del campo junto a Busquets (Iniesta podría actuar esta noche en el tridente ofensivo). Guardiola también ha estado reservando al hijo del portero de cara al clásico y permitiendo al mismo tiempo que Mascherano se asiente en el equipo.
El lateral izquierdo
El argentino, Keita y Pedro se disputan uno de los dos puestos sin concretar en el once local. El canario ha jugado todos los encuentros hasta la fecha, pero podría caerse de la lista de titulares en favor de una opción más defensiva (el técnico culé llegó a optar por dos laterales izquierdos el año pasado en el Bernabéu, lo que daría opciones a Adriano). La otra plaza en el aire es precisamente la del zurdo que se medirá a Di María. Abidal ofrece corpulencia y poderío aéreo. Maxwell y Adriano, velocidad y vocación ofensiva.
Entre los visitantes, y salvo sorpresa de un entrenador dado a ellas, las posibles variaciones se limitan a la inclusión de un tercer pivote para acompañar a Khedira (recuperado de sus molestias y Alonso. En ese caso, Özil o Di María dejarían su sitio a Lass. Las felices irrupciones de Benzemá lo han convertido en seria alternativa a Higuaín, pero el argentino lleva siete goles y Mourinho ha encontrado un once que pese a las muchas novedades de pretemporada juega casi de memoria. El portugués pretende que sea el que recite el aficionado merengue cuando, a eso de las once, acabe el primer choque por la Liga en el Camp Nou.