
Se rompió el tobillo tras chocar con un compañero en el entrenamiento
14 mar 2012 . Actualizado a las 13:41 h.Jesús Vázquez, el jugador fichado para gobernar el juego del Dépor del ascenso, pero que apenas participó en tres de las quince últimas jornadas, se rompió el tobillo en el entrenamiento de ayer. Operado de urgencia en el Hospital Santa Teresa de A Coruña, el centrocampista se perderá el resto de la temporada. El incidente sucedió en el transcurso de un partidillo. Vázquez corría para alcanzar un balón en profundidad. En el momento en que levantaba la pierna izquierda (es zurdo) llegó como un rayo y a ras de césped el portero del Fabril Marc Martínez, quien literalmente se lo llevó por delante. La sesión terminó poco después, pero resultaba imposible olvidarse de los gritos de dolor del centrocampista, que fue trasladado de inmediato a los vestuarios en camilla.
Pocos minutos después, con la articulación vendada y mientras se apoyaba en dos muletas, el deportivista se subió al coche del médico del club Ramón Barral para trasladarse al centro sanitario, donde se le practicaron pruebas que revelaron una fractura de maléolo-peroneo de la pierna izquierda, con rotura del ligamento deltoideo y de la sindesmosis tibia-peronea. Es decir, no solo el hueso resultó afectado en el impacto, sino también los ligamentos que lo recubren, así como el anclaje, por así decir, de la tibia y el peroné con el tobillo. Poco después fue operado por Rafael Arriaza, que lo sometió a una síntesis del peroné y a una artroscopia del tobillo izquierdo.
«Es un tipo muy competitivo y de mucho carácter, y está afectado, pero seguro que sale adelante», declaró Riki. Aunque llegó a A Coruña el verano pasado, la forma de ser del mediocentro había calado en el vestuario de Abegondo, donde se destacaba como uno de los jugadores más implicados.
Era común verle pelotear con sus hijos pequeños al término de los entrenamientos. Andaluz de la sierra de Huelva -«allí das una patada a una piedra y sale un cerdo», bromeaba-, siempre amable y con la sonrisa en la boca, Vázquez, de 32 años, se despide de forma abrupta de la peor temporada de su carrera. «Nunca había sido suplente ni me había quedado fuera de una convocatoria por decisión técnica, pero de todo se aprende», repetía sin amargura. Ahora le toca levantarse.