VVivimos ahora un momento en el que coexiste el protagonismo de varios nadadores en diferentes pruebas. Es algo bueno para el deporte y para el espectador pero quizá sea interesante analizar que hace cuatro años era solamente uno el nombre que sonaba en muchas de estas pruebas. Alguien que conseguía mejores registros de los que se consiguen ahora (salvando el componente tecnológico de los bañadores) en cada una de esas distancias y estilos. Esto es algo que probablemente podamos valorar si cabe aún más en el día de hoy.
Y es que sencillamente es muy difícil conseguir dominar de manera tan clara todas las disciplinas en las que Michael Phelps participó en Pekín. También está muy claro que estamos viendo a la misma persona pero no al mismo nadador: antes ambicioso ahora conformista, antes pletórico de forma física ahora menos que justo, antes con suficiencia competitiva ahora midiendo sus fuerzas en las series clasificatorias y semifinales para reservar todo lo posible.
La habilidad acuática de Michael Phelps sigue siendo la misma, pero la dualidad mentalidad-forma física del deportista ha cambiado y cuando hace cuatro años en Pekín su situación le permitía mirar hacia la consecución de lo que nadie había hecho nunca en la actualidad parece que solamente puede ver su retirada tras estos juegos.
Antonio Rivas es profesor de INEF y entrenador de natación y triatlón.