Manuel no se prodiga mucho en estos lanzamientos, pero cuando lo hace, son goles impresionantes. Ni Aouate ni nadie lo hubiera parado. Y eso que fue con la izquierda, que no es su fuerte. Lo recuerdo como un gran deportista, buen jugador, una persona muy de club y buen compañero. Llegó el mismo año que yo al Dépor y se convirtió en el ejemplo de una serie de valores magníficos. Fichó de tapado con Turu Flores. El Dépor tenía entonces a Armando que había estado en el Oviedo conmigo y le había dado la alternativa. Pero Manuel entró pronto y se hizo dueño y señor del lateral derecho. Nunca creó ningún tipo de problema. Obediente y disciplinado, es el futbolista que un entrenador siempre desea tener al lado. Tuvo la mala suerte de la lesión, si no seguro que aún hubiera alcanzado más objetivos de los que consiguió. Siempre destacó por sus cualidades defensivas, era difícil escaparse de él, pero también tiene calidad y cuando se agrega en ataque, hay que ver lo rápido que vuelve. Ahora se le notan los años, pero el jueves en la parte final del partido hasta tuvo que salir Pereira para taparle, porque seguía atacando. Ya había hecho el gol y, en mi opinión, Joaquín Caparrós ordenó el cambio para pararle.