De los abrazos a la indiferencia

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

DEPORTES

Tras su éxito olímpico en Pekín, donde conquistó el oro, y su no asistencia a Londres, Perucho se queja de los incumplimientos y la falta de ayudas

11 mar 2013 . Actualizado a las 12:14 h.

Se cansó de recibir felicitaciones, palmaditas en la espalda y apretones de manos. Carlos Pérez Rial Perucho (Cangas, 1979) se colgó junto a Saúl Craviotto en Pekín una medalla de oro que le situó bajo los focos. Todo el mundo quería subirse al carro ganador. Hacerse la foto junto a uno de los héroes del piragüismo español. Un héroe que cinco años después ha visto cómo las buenas palabras y las promesas de apoyo se quedaban varadas en la orilla. Quizás arrastradas por la misma ola que hace menos de un año, en el Mundial de Poznan, le apartó de sus tercera cita olímpica.

Tras el brillo que rodea Juegos y Mundiales se amontonan horas de trabajo, entrega y algún que otro disgusto, como el que Perucho arrastra a causa de las ayudas. Después de Pekín, la Federación Española de Piragüismo se comprometió a darle una subvención para vivienda (el 70%) de la que no ha tenido noticia los dos últimos años. «Tuvimos que entregar unas facturas, se las di, pero al final no quieren pagarlo», comenta. «Sabemos que todo está complicado por la crisis, pero a la hora de colgarse la medalla siempre están aplaudiendo y para la foto».

Pagos con retraso

«Desanima estar ahí, ver que de repente todo son aplausos, abrazos y 'que bueno eres', y luego, por las circunstancias que fueron, no vas a los Juegos, por la mala suerte, y parece que no hiciste nada y que todo estuvo muy mal. Pues sí fastidia», proclama el de Cangas. No es plato de buen gusto la falta de apoyo que acompaña a muchos de los deportistas de élite, sobre todo a los de disciplinas menos populares, pero quizás las más rentables en el cómputo de éxitos. Perucho ha visto cómo becas a algunos compañeros llegaban con siete u ocho meses de retraso, «cuando ellos cobran mes a mes. Nosotros no, y también nos falta el dinero. No vivimos del aire», y agrega que «yo tengo otro compañero que está en mi piso, pagándolo yo cuando tenía que hacerlo la federación. Si no se arregla, pues seguiré pagando, pero al menos que la gente sepa cuál es la situación».

«Todo está difícil por la crisis, pero a la hora de colgarse la medalla siempre están para la foto y aplaudiendo»

El deportista ha vivido la dejadez en primera persona, aunque matiza que posiblemente su caso no sea de los más graves. «Imagino que hay gente que lo está pasando mil veces peor. Yo tengo un trabajo como policía nacional y tengo ese respaldo tan importante». Ese trabajo se ha convertido en parte indispensable para poder poder desarrollar su pasión. No clasificarse para Londres le ha privado de una beca que es un respaldo claro. «Una medalla supone una garantía de cuatro años de una beca importante, y ahora tienes que buscar por otros medios. No tienes esas ayudas que te dan tranquilidad», relata.

Desde Atenas, sus primeras Olimpiadas, solo su patrocinador ha estado al pie del cañón. En las buenas y en las malas. La respuesta de la Deputación tampoco fue la que esperaba, y a la Xunta le pidió, sin mucho éxito, colaboración a la hora de buscar espónsor. «Tampoco es que se mojen o hagan algo diferente», comenta.