El presidente cede el mando

Miguel Álvarez LUGO / LA VOZ

DEPORTES

Julio González deja el cargo después de diecisiete meses al frente del club.
Julio González deja el cargo después de diecisiete meses al frente del club. Óscar Cela< / span>

Julio González pasará a ocupar el cargo de secretario en el Consejo

17 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Julio González llegó a la presidencia del Breogán el 20 de diciembre de 2011. Habitual en el pabellón y asiduo a las asambleas, recogió el guante envenenado lanzado por su predecesor. Este había abierto la posibilidad a que alguien diese un paso adelante hacia el timón del club, si bien esa apertura de fronteras fue teñida de matices por el poder establecido. Diecisiete meses más tarde, los celestes se han quedado sin la linterna de un abogado que siempre transmitió valores de transparencia, sinceridad y autocrítica. Todos ellos cubiertos por telarañas en la entidad durante una época prolongada.

«Nunca he tenido vocación presidencial, pero quiero tener voto en el Consejo. Tengo ilusión por seguir en la directiva, aunque casi agradezco no estar en primera línea», afirmó ayer dejando un rayo de esperanza acerca de sus actividades futuras. Atrás quedan meses de incertidumbres y escasas alegrías. «Después de Navidades, decidí que quería dejarlo», argumentó González. Achacó su marcha a motivos personales, así como a que su periplo «no ha sido nada fácil». «Hubo varios puertos de montaña y una actitud por momentos desconcertante de la propietaria. A veces, temimos que se produjese una muerte por inanición», apuntó.

Y es que el mandato de Julio González fue retorcido en el plano económico. «Desde el principio, nos lastró la falta de liquidez. Partimos con un déficit en caja que obligó a usar la subvención del Concello para pagar los atrasos en vez del inicio de la temporada. Todo se ha llevado mejor por la ayuda de Jesús Lence y la mediación del director general -Javier Gómez- con los jugadores. Se creó un clima de confianza y cercanía con ellos que facilitó las cosas, porque es lógico que la gente quiera cobrar», explicó.

La última bomba llegó anteayer, cuando algunos políticos confirmaron un secreto a voces, que la propietaria del Breogán planea deshacerse de acciones. «Han manifestado su intención de salir y esto conlleva un proceso complejo y tomar decisiones de calado económico. Por ello, creo que es un procedimiento que debe pilotar la propietaria», señaló.

Acerca de las estimaciones que apuntaban a los próximos meses como plazo para que la Diputación se desprendiese de las acciones del club, González expuso que «me parece atrevido ponerle fecha a ese proceso. Porque actualmente hay dos deudas importantes que se deben devolver». Estas se refieren a 205.000 que deben abonarse a Raúl López, así como el reingreso de una subvención cobrada a la Xunta de manera irregular cuyo importe asciende a 90.000 más unos intereses de alrededor de 30.000.

La salida de Julio González se producirá en el próximo consejo de administración. Tras este, se convocará una asamblea extraordinaria en el que nuevos miembros podrán incorporarse a la cúpula del Breogán.

Veiga, probable sucesor

Una vez que González abandone el puesto de presidente, el vicepresidente, en este caso Antonio Veiga, accederá al cargo. «Está así establecido para que no exista un vacío de poder», comentó el mandatario.

Si se confirma la llegada de Veiga, será la segunda vez que un vicepresidente de la Diputación, de perfil político, asuma las riendas del club. Antón Bao lo hizo con anterioridad, en un mandato que se zanjó sin solventar el déficit acumulado por el club pese a la supuesta inyección de un millón de euros adicional pactada por los grupos políticos de la casa de San Marcos para sanear las arcas del Breogán.

Sobre la actuación de estos, González matizó que «el club es responsabilidad directa del BNG, pero última de los tres partidos que están presentes en la Diputación -los otros son PP y PSOE-. Durante este tiempo, hemos hablado de muchas cosas, incluso de la importancia de conservar un equipo profesional como referente para la cantera. Y Veiga siempre mantuvo una actitud colaboradora».

Plano deportivo

Además del apartado económico, las cosas tampoco fueron sencillas en el apartado deportivo. Pepe Rodríguez inició el curso en el banquillo con una relación gélida con Juan Carlos Castro, eterna figura en la sombra.

En el mes de diciembre, Lisardo Gómez tomó el relevo del catalán como máximo responsable del banquillo. Pero las desavenencias continuaron. En el último momento, Castro, que se oponía a la reincorporación de Quique Fraga al cuerpo técnico, perseveró en la llegada del vigués César Iglesias como segundo entrenador. Una circunstancia que, finalmente, no se produciría.

El Breogán, irregular, acabó apeado de la competición en la primera ronda del play off.