Rafa Nadal supera a un duro Nishikori y se medirá a Dimitrov en cuartos de final del Abierto de Australia
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El tenista español necesitó llegar al «tie break» en dos de los tres sets que necesitó para imponerse, con una ampolla en su mano incluida
20 ene 2014 . Actualizado a las 11:38 h.El español Rafa Nadal superó este lunes una dura prueba ante el japonés Kei Nishikori para avanzar a los cuartos de final del Abierto de tenis de Australia, donde el miércoles se medirá a otro joven en ascenso, el búlgaro Grigor Dimitrov.
Número uno del mundo, Rafa Nadal se impuso 7-6 (7-3), 7-5 y 7-6 (7-3) al japonés, 17 del ranking mundial, mientras que Dimitrov, 22, frenó al español Roberto Bautista Agut con un 6-3, 3-6, 6-2 y 6-4. En la sesión nocturna de hoy se medirán el suizo Roger Federer y el francés Jo-Wilfried Tsonga en el partido más esperado de la jornada.
«Es un jugador fantástico, le pega a la pelota muy fácil, muy pronto, la pelota se me venía muy encima. Pude haber perdido cualquiera de los sets», elogió Nadal a Nishikori, que pese a haber perdido en sets corridos por sexta vez en seis partidos fue la prueba más exigente del torneo hasta el momento para el máximo favorito.
Con un juego agresivo desde el fondo, sorpresivos y secos ángulos cortos de derecha y revés y la decisión inclaudicable de correr tanto o más que su rival, Nishikori puso en serios aprietos a Rafa Nadal durante las tres horas y 17 minutos de juego.
«Tuve que correr mucho hoy», admitió el español, que abrió el partido como acostumbra, apretando el acelerador, aunque su ventaja de 2-0 se convirtió poco después en 2-3. El español tampoco pudo aprovechar que Nishikori sacara 0-40 en 3-3, pero supo recuperar una desventaja de 4-2 en el segundo parcial.
Para Rafa Nadal era un partido completamente diferente a los tres anteriores, ya que el japonés -con su entrenador Michael Chang en la tribuna- lograba lo que ninguno de los otros rivales: quebrarle el servicio. E incluso más: en el segundo set, en uno de los muchos puntos en los que Nishikori lo deparramaba de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, Nadal cayó espectacularmente, rodó sobre sí mismo -con inteligencia para proteger las rodillas- y se encontrño con que los cordones de su zapatilla derecha estaban rotos.
«¿Puedo ir, puedo ir al vestuario?», rogó Nadal a Eva Asderaki, la desconcertada jueza de silla. «Se me rompieron los cordones, tengo unas zapatillas en la taquilla». «Sorry, Kei, se me rompieron los cordones», le explicó Nadal al azorado Nishikori mientras salía corriendo de la cancha rumbo al vestuario. «Nunca me pasó algo así, es bueno experimentar nuevas cosas», diría después Rafa Nadal, que se hizo atender por una ampolla en la mano izquierda.
Al regreso, Nishikori siguió complicando a Rafa Nadal. El segundo set se le escapó por detalles al japonés, que cuando parecía vencido en el tercero, en desventaja de 4-2, igualó en cuatro, volvió a quebrar el servicio de su rival y se dispuso a ganar el parcial.
Entonces volvió a confirmarse algo que se comenta en el mundo del tenis: Nadal es a veces demasiado Nadal, gana incluso por el mero hecho de estar ahí, intimida al rival, lo llena de ansiedad. El japonés hizo su peor juego en un largo rato y con tres errores entregó el game para ir a 5-5.
Llegó el tie break y otra vez Nishikori falló más que Rafa Nadal, que sudando como nunca antes en el torneo se instaló en cuartos a la espera de nuevos y crecientes desafíos.
Dimitrov, el próximo rival de Nadal, está viviendo el mejor torneo de su vida, ya que es la primera vez que un jugador búlgaro llega a los cuartos de final de un Grand Slam.
Mientras su novia, la rusa Maria Sharapova, se iba eliminada antes de tiempo, Dimitrov construía su historia maravillando con ese revés a una mano que de a poco vuelve a verse en el circuito. «Estoy muy feliz de estar en cuartos, pero ni cerca de estar satisfecho», dijo, ambicioso, el núlgaro de 22 años. «Trabajé mucho en la pretemporada, es agradable ver los resultados», añadió tras derrotar al número 62 del mundo, que estaba por primera vez en los octavos de final de un Grand Slam.
«Al final, es sólo un partido», dijo el búlgaro acerca del choque con Nadal. «Pero uno de esos partidos que quiero comenzar a jugar con más frecuencia».