Scolari, el capataz de la «canarinha»

Río de Janeiro / DPA

DEPORTES

Con fama de gestor de grupos, el rudo Felipao soporta la presión de todo Brasil

11 jun 2014 . Actualizado a las 17:36 h.

Nadie pensaría en él como imagen de una campaña en defensa de los derechos humanos, pero para casi todos en Brasil Luiz Felipe Scolari es el hombre indicado para dirigir a su selección en el momento crucial de aspirar en casa al sexto Mundial. ¿Demasiada presión? «Claro que van a tener presión, porque en casa siempre tienen... Pero creo que Brasil tiene un entrenador que sabe mucho y tiene experiencia», explica el seleccionador de Rusia, Fabio Capello. Coincide el técnico de Honduras, Luis Fernando Suárez: «Eligieron al mejor técnico para llevar esa presión, alguien que maneja muy bien los grupos, que motiva, que tiene experiencia de otros Mundiales. No se va a asustar ante este compromiso».

El poder motivador de Scolari es reconocido desde el 2001, cuando asumió el liderazgo de un equipo desacreditado y lo llevó a la conquista del «pentacampeonato» en el Mundial de Corea del Sur y Japón unos meses después. Cuatro años más tarde, llevó a Portugal al cuarto lugar en el Mundial de Alemania 2006, el mejor resultado de una selección lusa en cuatro décadas.

Para muchos críticos, Scolari no es un entrenador brillante. «Es atrasado desde el punto de vista táctico», dispara el exdelantero José Ferreira Neto. Recuerda que en el 2012 fracasó al frente del Palmeiras, como responsable del descenso a la segunda división.

Los detractores de Scolari le reprochan los elogios dirigidos en el 2001 al ex dictador chileno Augusto Pinochet, quien, según afirmó, «arregló muchas cosas» en Chile, lo que compensaría «una que otra pequeña represalia». También recuerdan su temperamento explosivo. Afloró cuando dio un puñetazo al jugador serbio Ivica Dragutinovic al final de un Portugal-Serbia en el 2007, en el camino a la Eurocopa.

Reaccionario y divertido

«Felipao es ese tío que es tu preferido pese a que es reaccionario», resumió el respetado comentarista deportivo brasileño Juca Kfouri. «Es ese que durante el almuerzo del domingo con la familia se toma dos caipirinhas y empieza a decir malas palabras y a contar chistes sucios y hace reír como locos a sus sobrinos. Y luego reúne a todos y los lleva a pasear en su auto. Ese es Felipao. Antes que nada, es un psicólogo, un motivador», agrega.

Dos de los integrantes del equipo brasileño pentacampeón en el 2002, los exdelanteros Ronaldo y Denilson, confirman la definición. «Es un entrenador bastante completo, con sus ideas muy claras de fútbol, pero sobre todo es un gran administrador de grupos», asegura el Fenómeno, mientras que Denilson coincidió en que «lo que hace mejor es la motivación».

La fibra emotiva en Japón

«Es cariñoso... Nosotros lo vemos como a un padre. Trata muy bien a los jugadores», recuerda el exdelantero del Betis, quien revela que, durante el Mundial de Corea y Japón escribía eslóganes de incentivo a sus pupilos: «Antes de la final contra Alemania, hubo este tipo de mensajes. Antes de salir del hotel, prácticamente no habló nada. Anunció el equipo que iba a jugar, los once iniciales, y después puso un vídeo con los padres, con los hijos, con los abuelos enviando mensajes. Eso motiva a uno de una forma increíble», agrega Denilson.

Scolari alimenta la presión al prometer el hexacampeonato: «Estoy jugando en Brasil, estoy jugando con mi pueblo, con mis hinchas. Tenemos a un decimosegundo jugador, y eso marca la diferencia. No vamos a competir, vamos a ganar».