El adiós que se merecía

Alberto Blanco

DEPORTES

17 sep 2017 . Actualizado a las 21:38 h.

Así es como debe terminar la carrera de un jugador. Como los grandes. En la pista, disfrutando de las últimas gotas de sudor. Sintiendo el vértigo de un nuevo triunfo. Un jugador de dibujos animados. Uno de los más grandes de la historia del baloncesto patrio. Un tipo que jamás se negó a vestir la camiseta. Con dolor, sin él, en buena o baja forma. Una medalla de bronce para ese tiro eterno: la bomba. Don Juan Carlos Navarro. Felicitar a Scariolo por cómo ha gestionado su despedida. El italiano, tan criticado por algunos, es también un maestro en este aspecto. Gracias por la forma de decirle adiós a Navarro. Un tipo que no estuvo acertado en la tarde de ayer, porque incluso falló su especialidad. Ese tiro llamado floater que conocemos como la bomba. Así se enseña en cada cancha de España. No tiene otro nombre.

Puesta en duda la motivación de España, toda Europa presumía que ese sería nuestro punto flaco. ¡Qué poco conocen a este grupo! Nadie podía fallarle a Navarro. Y quedó claro desde el primer minuto. Jugó España de vicio hasta el descanso. Fue de nuevo el conjunto que leía bien los cambios defensivos, que buscaba la mejor solución y tomaba el rumbo a los vestuarios con una sensación de superioridad enorme. Pero el ADN de España también lleva marcado el sufrimiento. Y cómo se lio la madeja. Los rusos empezaron a sentirse cómodos, a ir paso a paso reduciendo distancias. Estaban en este Europeo tan acostumbrados a hacerlo que pensaron que ayer sería igual. Creo que Fridzon nunca olvidará la pedrada que catapultó con cuatro abajo y con un triple tan abierto y tan solo que debió sentir pánico si fallaba. Y erró. Su entrenador, Bazarevich, había maniobrado bien. Sentó a su estrella, Shved, para crear un campo de batalla y recuperar lo torcido que se había puesto el camino.

El susto sirvió todavía para sentir más pasión por esta medalla de bronce. No era la que fuimos a buscar, pero los libros servirán para recordar estas décadas. Es lo que cuenta. Lo que queda escrito. Pienso que no hay despedida todavía de Gasol y entiendo que hasta su marcha, España seguirá aspirando al oro. Va marcado a fuego. El Europeo nos ha dado muchas lecturas positivas. Y vestir la camiseta de España está por encima de muchas cosas. Gracias a todos los que crean ese sentir. Es la diferencia con otros muchos países.